Capítulo 37

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“Que será de mi cuando en tus besos yo entendía, que serás el cielo que jamás podré tocar.”

El lugar estaba mejor que la última vez que lo había visitado y fue hace bastante tiempo, no se acordaba como era todo alrededor, tan solo se acordaba del lugar más importante de todos: Donde se encontraba su madre. Era el cumpleaños de Sinuhe.

Jennie despertó aquella mañana con un nudo en la garganta, deseó volver a dormir pero no podía, estaba completamente despierta. Ese día Jack y Jennie no solían hablar mucho, la conversación se bastaba de asentimientos, negaciones y algunos: “También la extraño” “Quisiera que siguiera aquí” pero después de eso, no se hablaba más. Era un tema demasiado delicado para ambos.

Toda chica adolescente necesita una figura femenina en la casa para ser guiada con cosas con las cuales no se puede hablar con un padre; como el primer beso, la primera pareja o la primera vez que alguien te dice te amo.

Claro que con un padre se podía hablar pero el suyo estaba muy ocupado. La mayoría de los alumnos que conocía en el Instituto vivían con su madre y padre.

Una madre cumplía un diferente rol en la familia que un padre, ambos son geniales, comprensivos y siempre pueden aconsejarte pero, la madre suele apoyar a su primogénito y estar siempre ahí para poder aconsejarlo de todas las maneras posibles. Un padre te ayudaba a no rendirte y te aconseja para que sigas adelante. Jennie tenía un poco de ambos en su padre y sabía que el hacía lo mejor que podía, pero a veces no era suficiente.
Era un día feo, no solo por la fecha, sino también por el clima: frío, ventoso y el cielo estaba gris y nublado. No era una linda vista por ningún lado.
Iría al cementerio para ver a su madre, nadie iba con este clima a ese lugar porque, todo conformaba un mal contexto: ver a un pariente o amigo muerto, hablarle, que no te escuche ni tampoco te responda, dejarle flores y hay que sumarle que el día era horrible, era tan horrible que Jennie tuvo ganas de llorar al ver por la ventana... Tal vez, todos los pensamientos en su cabeza eran la razón por la cual quería llorar y no el era el día precisamente, pero no lo sabía.

Se puso unos jeans negros que encontró en su armario, una playera negra básica de manga larga y arriba de esta se colocó una sudadera negra con letras blancas que decía: "Live and dream", un regalo de la familia hace unos años, se puso sus ya conocidas converse negras y tomó una chaqueta del mismo color que toda su ropa, iba a un cementerio así que supuso que debía vestirse de esa manera, además ese día se sentía de color negro, aún más que nunca que en toda su corta vida.

Al bajar las escaleras, vio en el reloj de la pared que eran las ocho y media de la mañana, debería de estar en el Instituto; era martes. 
No le importó el Instituto, volvió a subir la escalera, fue a la habitación de su padre... Él solía tomarse este día libre y así fue, estaba dormido en la cama matrimonial del lado que solía ocupar Sinuhe todas las noches. Había un cuadro que colgaba en la pared del costado, era una foto familiar, estaban ellos tres con una sonrisa que era muy deslumbrante. Pensó en la caja de recuerdos de la familia que estaba en el armario de su padre. Sin hacer ruido fue por ella, tenía que conseguir una de las fotos más hermosas que tenían de ellos como una familia; seguían siendo una, pero estaba incompleta y no era lo mismo, nunca sería lo mismo.

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El lugar no era como se mencionaba en las películas y en los libros; era pintoresco por el pasto, los árboles, las flores y las decoraciones que hacían que el sitio fuera más bonito en el pasillo de la entrada. Las rejas negras permanecen abiertas desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, aunque nadie va a un cementerio de noche.

Había muchas lápidas separadas por aquel lugar. La última vez que fue a visitar a su madre (Más bien a su cuerpo), fue con su padre, quien hablaba con la voz cortada y no lloró solo para ser fuerte frente a su hija pero, Jennie nunca va a olvidar como Jack le dijo a Sinuhe que la amaba y que siempre lo haría. Su voz estaba tan rota, quebrada y ronca esa vez.

𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora