Capítulo 41

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“Es imposible, ya lo sé. Perdóname.”

- Oh, mira qué tierna era. - Dijo Jennie mirando hacia la foto en el cuadro que visualizaba. -Le faltaba un diente, era muy hermosa. - Soltó una risa y siguió viendo las otras fotos que había en la pared, antes no se había detenido a mirarlas.

- Esta, - Señaló una fotografía con su padre. - Fue cuando su padre la llevó a pescar por primera vez, mi pobre bebé estaba tan asustada, tenía a penas cinco años. - Roseanne llegó a su lado y abrazó a su madre Haneul por la cintura y le dio un beso en la cabellera. - Y se me aferró a la pierna diciendo: “Oh, tengo miedo mami, ¿Qué pasa si algún pez gigante nos come? - Las mejillas de Roseanne se tornaron rojas.

- No es necesario contar los detalles de aquel día. - Dijo la rubia mientras miraba hacia el cuadro. - Es vergonzoso. -

- Roseanne, todos tenemos momentos vergonzosos en nuestra vida de pequeños al igual que Jennie. - Dijo el padre de la castaña y apoyó las manos en los hombros de su hija.

Jennie sabía con certeza que anécdota estaba por contar su padre y no quería que contara esa historia de cómo se había quedado aferrada a la pierna de su madre un día antes del jardín, era jodidamente vergonzoso.

- Un día antes de que ella entrara al Instituto en la parte de Jardín de niños, se aferró a la pierna de Sinuhe y no la soltó en todo el día entero. Se había quedado aferrada a su pierna hasta cuando nos tuvimos que ir a dormir, así que ella durmió con nosotros y al despertar aquella mañana, seguía en el mismo lado y de la misma posición. - Su padre le dio un sacudón y Jennie cerró los ojos respirando con tranquilidad, odiaba esa historia, la hacía verse como una niña caprichosa.

- Oh, y al otro día, supongo, que no quiso soltar a tu esposa de la pierna como una pequeña caprichosa. - Dijo Haneul mirando a Jack, quien asintió. - De hecho, conozco una historia parecida. - Dijo, mirando a la rubia.

- No soportaré esto, mamá. - Dijo Roseanne y estiró su mano hacia Jennie quien la tomó. - Llámame cuando la cena esté lista, saldremos a caminar ¿Bien? -

Jack rió y soltó a su hija no sin antes darle un beso en la mejilla.

Desde hace unos días que su padre había estado demasiado cariñoso con ella y a Jennie le agradaba, pasaba más tiempo con él y eso le encantaba. Las horas de trabajo de Jack se redujeron, todas las noches empezaría a llegar a las nueve de la noche y esa idea había alegrado a Jennie intensamente.

Roseanne tomó a la castaña de la cintura y la besó antes de salir por la puerta. Jack y Haneul se quedaron mirando como sus dos hijas se besaban, a Jennie le dio vergüenza como era de esperarse pero, se dejó llevar por el momento. Su novia de ojos oscuros mordió su labio y se alejó un poco de ella, la miró por unos segundos y volvió a besarla.

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Eran como las ocho de la noche cuando salieron a dar una vuelta para alejarse de aquella casa donde, seguramente, seguían hablando de todas las historias vergonzosas que alguien puede tener siendo pequeño. Roseanne de pequeña era muy cómica y muy miedosa, vivió casi siempre con su madre después de que sus padres se separan. Su padre no era el mejor de todos los tiempos pero aún así lo quería.

- Así que... - Dijo Jennie. - ¿Pensaste que un pez iba a comerte? -

- ¡Tenía cinco! - Se quejó Roseanne estirando las manos a sus costados, para eso tuvo que soltar la mano de Jennie. - Era una bebé apenas, no sabía que los peces no comían humanos. -

La castaña soltó una carcajada que sonó alrededor de toda la calle, ya que estaba vacía, era un viernes en la noche, los adolescentes solían estar preparándose para salir a bailar, y las personas mayores/grandes se quedaban mirando algún programa sobre política o esas cosas.

𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora