Capítulo 4

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“Tu amor me hace daño y esto ya no puedes arreglarlo.”

Para su sorpresa, al llegar a su casa, vio el auto de su padre en la entrada del garaje estacionado. 

Se quejó en voz baja, y cruzó la calle para ir al porche y entró. 

Su padre no estaba en la sala. Así que en silencio, caminó hacia la escalera. Estaba a punto de llegar arriba cuando sintió la voz de Jack en su espalda.

Refunfuño en silencio, y no se dio media vuelta para observarle. Se quedaría así hasta llegar al baño, y maquillarse la mejilla. 

Esta estaba colorada, y eso pasó hace más de tres horas. Así que, Jennie supuso que le duraría unos días.

- ¿Jennie? Hola, mi niña. – Dijo su padre al borde de la escalera.

- Hola papi, ¿Cómo estás? – Siguió subiendo escaleras hasta llegar a la cima.

- Bien ¿Y tú? No escuché la puerta cuando llegaste –

- Entré rápido y como no te vi en la sala pensé que estabas en la habitación –

- ¿Te encuentras bien, Jennie? – Dijo y empezó a subir escalones.

Jennie corrió a su habitación sin responder. Cerró con llave la puerta para que no entrara su padre. Todas las noches hacía lo mismo porque no quería que él entrara cuando ella dormía para ver si su hija aún se lastimaba a si misma.

Jack tocó a la puerta, y Jennie pensó en una excusa pero su mente estaba vacía.

- ¿Qué sucede, hija? – Preguntó desde el exterior de la habitación.

- Es que… Me dieron ganas de vomitar, lo siento –

Jennie abrió la puerta de su habitación, y corrió al baño. Cerró esta con llave. Buscó en algunos estantes el maquillaje que usaba su madre, entre toallas, artículos de limpieza y algunas pelusas, encontró una caja rosa. La abrió y, encontro lo que tanto buscaba. Tomó la base y se la esparció por la mejilla, esta le dolía pero no importaba realmente.

Al cabo de unos minutos logró que su mejilla tuviera un tono natural.

Salió del baño, y su padre estaba parado frente a la cama esperando que Jennie apareciera. Cuando lo vio caminó despacio hacia él y se colocó una mano en el estómago intentando interpretar que le dolía aunque, lo que le dolía era ese moretón en su mejilla.

- Comí un sándwich en el Instituto que me cayó mal. – Explicó y caminó a la cama para acostarse en ella.

- Oh, bueno, te preparé algo para almozar que sea bueno para estas situaciones, y Jennie… ¿Por qué tienes algo morado ahí? – Le señalo una parte del cuello.

Maldijo en forma tan baja que casi ni siquiera movió los labios, y cerró los ojos para calmarse. Era bueno con las excusas, y ahora debía poder obtener una de su pequeña mente.

- Estaba en el receso cuando, caminaba por el pasillo y una puerta me chocó –

“Buena excusa Jennie, sigue así.”

Su padre frunció el entrecejo. 

- ¿Cómo te vas a lastimar el cuello con la puerta, Jennie? –

Mierda, piensa… 

- Porque yo miraba hacia el techo y en este había una frase que decía algo como “Los Profesores Apestan” “La Escuela es una Mierda”, entonces…- Dijo y trató de sonar convincente.

“Bien, te mereces un premio… NO.”

Su padre asintió con la cabeza.

Caminó hacia ella y le besó la frente. 

𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora