Capítulo 17

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“El corazón late rápido. Colores y promesas, ¿Cómo ser valiente? ¿Cómo puedo amar cuando temo a caer?”

Cuando Jennie llegó a casa, su padre la esperaba en la mesa del comedor. Se había olvidado que, por una vez en la noche, su padre llegaría temprano del trabajo. Jack bajó de la silla y caminó al encuentro de su hija quien, cerró la puerta y se deshizo de su chaqueta.

Jack, vio su reloj y luego asintió con su cabeza. Eran las diez y media de la noche.

- Gracias por avisar que saldrías esta noche. -

Jennie pasó por su lado y fue directamente hacia la cocina, ignorando a su padre en medio de la sala.

- ¿Y ahora vas a ignorarme? Te recuerdo, soy tu padre. -

- Lo siento, no te reconocí. Hace mucho que no te veía por acá. - La castaña cerró la nevera y seguía dándole la espalda al hombre.

Por una vez en la vida salía con un chico que le importaba y daba la casualidad que su padre tenía que estar en casa. A Jennie nunca le había gustado la soledad hasta ese día, pero, con la mala suerte que Jennie tiene, Jack saldría antes del trabajo. ¡Por supuesto!

Jennie dejó el vaso de vidrio sobre el fregadero y al darse media vuelta, su padre estaba parado con los brazos cruzados, mirándola.

- ¿Dónde estabas, Jennie? Con quién? ¿Y por qué a estas horas? -

Jennie bufó.

- En un parque. Con Bambam. Porque la noche es linda y quería admirar las estrellas. Fin. - Jennie nunca le había dado la espalda a su padre pero, le enfadaba que Jack se enojara con ella cuando el era el que casi nunca estaba en la casa por su maldito trabajo.

- ¿Otra duda? - Dijo, irritada.

Su padre se quedó atónito cuando escuchó el nombre de un chico. Jennie le restó la importancia que tenía ese tema… Jack no sabía sobre Lisa, tampoco de su hermano Bambam. La última vez que Jack le preguntó sobre qué pasaba en su vida, ella contestó que todo siempre seguía de la misma manera.

Sabía que siempre podría confiar en su padre, en la única familia que tenía pero, no sentía que debía contarle sobre Lisa, apenas la conocía y como todos sus amigos, podía irse lejos y olvidar todo. Pero Jennie entendió que ella nunca le haría eso, Lisa es una buena amiga.

- ¿Estás saliendo con alguien? - Alzó las cejas, alarmado.

- Fue mi segunda cita, papá. No es la gran cosa. - Levantó los hombros sacándole la importancia, aunque realmente sabía que era la gran cosa.

- ¿Ibas a contarme? - Cuestionó Jack.

- Nunca estas en casa como para que te cuente algo. -

Jack caminó hacia su hija y le dio un abrazo. Jennie lo aceptó y se lo devolvió, hace tiempo que no mantenía una conversación con él, salvo la de hace unas semanas. Jack había dejado de aparecer en casa para los almuerzos debido a que le habían sacado esa hora que tenía para almorzar en casa y tiene que hacerlo en treinta minutos en su estudio

- Lamento no estar en casa como necesitas que lo este, pero desde que murió mamá no sé cómo controlar todo. Es difícil, lo sabes ¿No? - Se separó de su hija y le acarició el rostro.

Los ojos de Jennie se cristalizaron.

Todo se volvió más difícil cuando su madre falleció. Nada era como antes, incluso hubo un tiempo en el que ella y su padre estuvieron separados para después entender que juntos podrían superar la muerte de Sinuhe más rápido, y así fue. No la superaron al cien por cien, pero sí salieron adelante.

- Lo sé, perdón por no comprenderlo pero, la casa prácticamente siempre está sola. Hay veces en las que siento que ambos se fueron. - Volvió a abrazarlo y reprimió las lágrimas.

- Lamento haberte hecho pensar de esa manera hija, y lamento no estar aquí contigo, ayudándote. -

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Jennie salió del baño lista para acostarse en la cama, cuando dio un salto y ahogó un grito. Vio a Roseanne sentada en la cama mirando una foto de ella de pequeña. No supo por donde entró, pero no le interesaba en ese momento, solo quería que se fuera.

Estaba de buen humor así que no quería que Roseanne se lo bajara. Le tocó el hombro con el dedo índice dos veces seguidas, llamándola. La rubia se dio media vuelta y le sonrió.

- ¿Qué mierda haces aquí? - Preguntó, enojada. Roseanne se paró y caminó hacia el escritorio. Dejó el portarretratos ahí y la miró. 

- Nada, solo quise venir aquí. Creo que se volvió una costumbre. -

- Ni me lo digas… ¿Tienes algo que decirme? Porque si no es así, te puedes ir por donde hayas entrado. -

Se elevó la comisura del labio de Roseanne y se tiró a la cama donde cerró los ojos, completamente tranquila.

- ¿Quieres que me tire por la ventana? Por ahí entré. - Dijo, aún con los ojos cerrados.

Jennie asintió con la cabeza alegremente. 

- Sí, y no me importaría si te rompes una pierna. - Contestó.

Roseanne soltó una carcajada y volvió a salir de la cama. Se paró enfrente de Jennie y sonrió más grande que antes. La castaña solo la miró con una ceja fruncida, no sabía que le causaba tanta gracia, ni tampoco por qué se le había vuelto una costumbre venir a visitarla.

- Me gusta el color de tus ojos, no deberías usar lentes de contacto. - Dijo Roseanne. 

- Si…no gracias, me gustan mis ojos así, son menos llamativos.

Roseanne agachó la cabeza y después la volvió a subir. Acomodó un mechón de cabello que caía por la frente de Jennie. 

- Llamarías la atención de muchos chicos y chicas. -

Jennie chasqueó la lengua y señaló a Roseanne con el dedo índice. Esa era la razón por la cual siempre usaba lentes e iba con el cabello cubriéndole el rostro, no le gustaba tener la atención de nada. Mucho menos de un chico, le parecía raro.

- No me gusta tener la atención de las personas ... - ¿Por qué no? - Roseanne preguntó haciendo una mueca.

- No me hace sentir cómoda, además… es bueno ser ignorada. - Rió.

Roseanne le dio un beso en la frente y Jennie se quedó atónita, fue algo muy rápido, raro… y tierno.

- Que mal. Eres hermosa, los chicos y chicas morirían por ti, Jen. -

𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora