𝟓

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En el santuario Musashi, se encontraba la pandilla ToMan, escuchando a su comandante sobre un conflicto con Moebius. Un conflicto del que nuestro viajero del tiempo no estaba enterado.

Tiempo antes, Draken presentó a Hinata y a Nozomi a Emma, haciéndose amigas después del malentendido del karaoke, y se las llevó para no meterse en las cosas de la pandilla.

Pero, antes de empezar con lo importante de la reunión, se oyó alto y claro el motor de una moto desconocida para muchos menos para los cinco que sabían, desgraciadamente, quién era. Hinata y Nozomi aparecieron después de escuchar la moto, seguidas de la rubia. La castaña se sentía algo nerviosa, ya sabía cómo era de sobre protectora con ella y lo mucho que se preocupaba.

La moto aparcó en un derrape seco detrás de todos los pandilleros, los cuales se pusieron en alerta ante el intruso. La persona que se bajó tenía una figura muy femenina y atractiva, esta se quitó el casco, dejando a la vista sus rostro y sorprendiendo a los presentes por sus lindas facciones y, sobre todo por lo que más resaltaba de ella, sus preciosos ojos heterocromáticos. Pero rápidamente la sorpresa pasó a miedo por la feroz y furiosa mirada de la peli negra.

- Onee-san.- la llamó su hermana pequeña entrando en su campo de visión para despistarla, y de paso calmarla un poco. Obviamente no funcionó.

- A un lado Nozomi.- ordenó haciéndole a un lado suavemente. Se dirigió hacia el comandante y el sub-comandante a paso firme y decidido sin quitarle la vista de encima, los chicos no se atrevían a meterse así que se apartaban a medida que avanzaba. Definitivamente, Okazaki Nori desprendía una potente aura de autoridad y respeto digna de un líder. Su camino fue interrumpido por algunos miembros que se atrevieron a interponerse, sin embargo, esta osadía no fue un impedimento para la chica y los dejó golpeados en el suelo en unos minutos.

- ¿Qué demonios...?- preguntó sorprendido y con la mandíbula casi en el suelo, un chico de pelo negro y largo, el capitán de la Primera División, Baji Keisuke.- Esa chica es increíble.

Mikey y Draken asintieron sorprendidos, cosa que pudieron disimular muy bien, al ver la fuerza de la chica. Sabían que la Okazaki había derrotado al gorila de Kiyomasa, pero no sabían con certeza que tan fuerte era esta.

- ¿Sabéis quién es?- pregunto el capitán de la Segunda División, Mitsuya Takashi, a los rubios más fuertes de la Tokyo Manji.

- Es la hermana de Nozomi, la chica de pelo castaño, Okazaki Nori.- respondió el rubio del tatuaje sin dejar de mirar a la de  los ojos bicolores.

La nombrada retomó su camino hacia los que hablaban de ella decididamente y sin un signo de miedo en su rostro.

- Espera, Nori-san.- intervino un Takemichi nervioso.- Ha sido culpa mía, yo la arrastré conmigo. A Hinata también.

- ¡Es mi culpa!- aportó Hinata.- Nozomi-chan estaba conmigo y la traje con nosotros.

La mayor suavizó la mirada y acarició la cabeza de ambos soltando un suspiro.- No os metáis en este tipo de líos, chicos. Nunca acaba en algo bueno.

Esto último lo dijo con un tono melancólico que les dio curiosidad, sobre todo al rubio ojiazul. La Okazaki mayor apartó las manos y se acercó al rubio de mayor altura.

- Draken~.- lo nombró lentamente.

- ¿Eh?

Sin esperarlo, Draken recibió un puñetazo en el abdomen bajo, dejándole sin aire.

- Maldita farola con patas...- maldijo intentando recuperar el aire.

- Te avisé, maldito edificio.- los miembros de la pandilla se sentían confusos, pero no eran los únicos; a lo lejos, la rubia hermana del comandante de ToMan también observaba el panorama confundida, ¿quién demonios era esa chica tan hermosa que se había atrevido a golpear al rubio mayor? Es más, ¿y esa confianza?

𝐈𝐊𝐈𝐆𝐀𝐈 •| 𝐃𝐑𝐀𝐊𝐄𝐍 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora