𝟏𝟎

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La pequeña rubia, Sano Emma, miraba a la alta peli negra con algo de celos, admiración y curiosidad. La elegante chica había aparecido de la nada y parecía haber captado la atención de Draken. ¡Pero ella no se rendiría tan fácilmente! Podría no ser tan alta y no tener los mismos atributos que la chica, pero conseguiría al Ryuguji como fuera.

Al final la heterocromática decidió aceptar la oferta del tatuado y divertirse un poco como cualquier adolescente de su edad.

Volviendo con las cuatro chicas.

Todas vestían un yukata que combinaba o con sus ojos o con su cabello, excepto la mayor, a la que no le gustaba llevar algo tan incómodo como eso. Sin embargo, la Okazaki menor le había maquillado un poco y elegido una vestimenta más adecuada para su cita, aunque la peli negra no veía la salida como una.

- ¡Perdonad la tardanza!

Las cuatro jóvenes se encontraban ante los chicos, los cuales estaban manteniendo una conversación mientras esperaban.

- Pues sí que tardaron.- habló el prominente rubio.

- No seas imbécil. Podrías halagar un poco a las chicas, se han esforzado mucho para verse bonitas para vosotros. Qué poco caballero eres.- reclamó la muchacha de cabellos oscuros y ojos de distintos colores, mirándolo con mala cara. Las tres menores que vestían sus yukatas se sonrojaron ante las palabras de la mayor, al igual que los chicos.

- ¡Se ven muy bien todas!- halagaron Takemichi y Takuya a todas, aunque estaban admirando a sus compañeras de esa noche más que nada.

- Aprende de ellos, farola con patas.-le dijo Nori al mastodonte mientras los señalaba.

El insultado sólo puso los ojos en blanco.

La pareja de edificios con patas se quedaron un poco atrás cuando empezaron a andar hacia los puestos de comida y juegos.

- No te ves mal.- comentó chico mirando al frente y con una mirada neutra.

- Lo sé, hoy estoy muy buena.- se halagó ella misma con falso egocentrismo. Ken dio una pequeña carcajada.- Tú... estás como siempre. No te has esforzado en arreglarte ni un poco, ¿eh, malnacido?

- Ya sé que me veo bien aunque no me arregle ni nada de esas mierdas.

- Eso es verdad.- susurró la Okazaki.

- ¿Has dicho algo?

- No, nada.- respondió la fémina adelantándose un poco, con una sonrisa que pudo disimular muy bien.

[...]

El grupo de adolescentes estuvieron un tiempo viendo puestos juntos. Sin darse cuenta, la hermana pequeña del comandante de la ToMan se quedó al frente del grupo con el de la trenza hablando y viendo los diferentes juegos.

- ¡Ese, ese! ¡Quiero probar ese!- exclamó Emma tirando del brazo de Draken.

- ¿Qué? Te hará engordar. Mejor no.- contestó este con crueldad.

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué no?!

Esta escena era observada por las hermanas Okazaki y la Tachibana. La mayor de las tres los veía con una expresión neutra pero, en el fondo, era confusión lo que en ese momento le inundaba la mente.

- ¡Ánimo, Emma-chan!- habló Hinata, animándola con todas sus ganas.

- ¿Eh?- soltó sin darse cuenta Nori.

- Le estoy mandando ánimos. ¡Draken ni si quiera la mira!- esto fue suficiente para hacerle entender a la primogénita Okazaki que la Sano estaba enamorada, o por lo menos que le gustaba, el tatuado.- Y con lo linda que es...

𝐈𝐊𝐈𝐆𝐀𝐈 •| 𝐃𝐑𝐀𝐊𝐄𝐍 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora