𝟐𝟔

2.3K 269 14
                                    




—¿Kuro no joō?

Los chicos miraban a la alta peli negra, después al de Valhalla y viceversa. ¿Se conocían? ¿Su Jefa estaba cara a cara con uno de los integrantes más importantes, y posiblemente peligrosos, de Valhalla, sin titubear? ¿SU JEFA PODÍA SER AÚN MÁS GENIAL?

—No me llames así y dime, ¿qué haces aquí?—preguntó Nori firme y con la cabeza bien erguida.

Kazutora la miró atentamente. La recordaba más baja, pero no le sorprendía en absoluto, ya era bastante alta cuando la conoció. Además, tenía que admitir que su belleza que tanto le había encandilado años atrás, había aumentado y, añadiéndole la nueva cicatriz, tenía un aspecto más salvaje y atrayente. Le tenía a sus pies, eso era claro.

—¿Ni un abrazo? Hace mucho que no nos vemos, te he echado de menos~.—se quejó haciendo un puchero e intentando verse adorable. Sin esperarlo, la acorraló entre su cuerpo y la pared más cercana; no obstante, Kiri ni se inmutó.—¿Ah~? ¿Ni una reacción?

Hanemiya esquivó de repente un golpe que iba hacia su pómulo izquierdo, alejándose inmediatamente de Nori.

—Volveré a repetirlo... ¿Qué haces aquí?—la fémina sostuvo su fría mirada con el intruso indeseado.

—No he venido a por ti, hermosa.—susurró en respuesta cerca de su rostro. El chico desvió su mirada y miró a Takemichi; el ambiente cambió bruscamente cuando lo reconoció.—¡Qué bien! ¡No sabía que hubiera alguien de la ToMan en mi escuela!

El de Valhalla fundió al Hanagaki en un abrazo "amistoso".

"¿Qué demonios estás tramando, maldito trastornado?"

—¡Muy bien, Takemichi! ¡Vamos a la guarida de Valhalla!

"Así que era eso..."

Antes de que la Okazaki pudiera detenerlos o al menos acompañarlos, estos ya habían desaparecido sin dejar rastro.

—No puede ser...

Se asomó por la ventana y consiguió ver una mata de pelo amarillo pollo, así que salió casi corriendo del aula. Quién sabe que podría hacerle al llorón.

—Grupo de raritos.—habló antes de irse.

—¡Sí Jefa!

—Ni una palabra a ninguno de la ToMan, ¿entendido?—ordenó con su mirada amenazante. Los chicos sintieron escalofríos, y asintieron frenéticamente.—Buenos chicos.

—Maldita sea, ¿dónde demonios están?—la Okazaki los había perdido de vista un segundo y habían desaparecido.—Primero la repentina llamada de los hermanos dementes; después la aparición del crío, la deserción del cabello de anuncio y, la inesperada vuelta del trastornado. Demasiadas coincidencias...

Nori no sabía exactamente qué estaba ocurriendo, pero seguro que no era nada bueno.

—¡Ri–chan!

La recién nombrada se volteó hacia la persona que la había nombrado; se encontró con Narumi abrazada a ella como si el mundo se fuera a acabar. Detrás venían el Comandante y Sub-Comandante de la Tokyo Manji.

—¿Qué hacen por aquí?—preguntó la peli negra extrañada y nerviosa a la vez. Sin expresarlo facial mente por supuesto. Siempre inexpresiva, nunca expresiva.

—Eso debería preguntarte yo.—Draken se colocó cara a cara con su novia.—Me dijiste que estarías en el trabajo, pero estás aquí, y cerca de territorio peligroso. ¿Algo que decir?

Kiri lo miró fijamente, al igual que el rubio, pensando en que excusa darle. No sería conveniente decirles que estaba buscando al rubio llorón secuestrado, o peor aún, persiguiendo a un miembro de Valhalla. Pero no podía mentirle a su antena de radio, no a él. Pero si quería contarle todo, debía ser eso, todo.

𝐈𝐊𝐈𝐆𝐀𝐈 •| 𝐃𝐑𝐀𝐊𝐄𝐍 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora