𝟐𝟗

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En el ya conocido burdel encubierto, los dos adolescentes se encontraban estirados sobre la cama, sin hacer nada en específico, simplemente estando, cada uno en sus propios pensamientos.

—Ryu.—susurró sobre las piernas del chico.

El nombrado hizo un pequeño sonido, como señal de que la había oído.

—Hablé con Keisuke. Anoche.—habló mirándolo de reojo, observando cualquier acción que tuviera.

No hubo reacción, por lo menos no una que se notara físicamente. Seguía con los ojos cerrados y acariciando su larga cabellera negra.

—¿Y bien? ¿Volverá con nosotros?

—Por supuesto que no. Hasta que no acabe con Kisaki no volverá.

—No puedo hacer nada si fue Mikey quien lo metió dentro, lo sabes, ¿verdad?

—Lo sé perfectamente, sólo necesito que protejas al enano y que sobrevivas a lo que sea.

—Suena a que harás algo peligroso, ¿me equivoco?—Draken se sentó, apoyándose sobre la pared de la estrecha habitación, mirando a su novia con una seria expresión. Ella no contestó.—Eres increíble...

—No te preocupes, me cuidaré bien, siempre lo hago.—Nori se sentó igual y le acarició con suavidad una de sus mejillas.

—Eso es mentira. Antepones la seguridad de los demás a la tuya y, algún día, saldrás mal parada.

—Si una raja en el ojo y una apuñalada no me han matado, no se que más lo hará.—intentó bromear.

El rubio la miró intensa y fijamente a los ojos, poniendo a la pelinegra un poco nerviosa. Agarró con cuidado la mano que estaba acariciando su mejilla y la llevó a sus labios, dando un pequeño beso en ella.

—No bromees con eso. Si tu murieras, no se que podría hacer.—confesó sorprendiendo a la Okazaki.—No deberías meterte en esto, nena. Sé que fuimos los que te involucramos de nuevo en el mundo de las pandillas, pero esto ya no tiene nada que ver contigo.

Esto hizo encoger el corazón de Nori; era el momento de soltarlo...y afrontar las consecuencias, aunque no quisiera ver una mirada de desprecio de su parte, como la que le dirigió Baji.

—Debo decirte algo, Ken.—la heterocromática se levantó de la cama con cuidado, pues estaba temblando tanto que sus piernas fallarían en un momento u otro.

Draken observó cada movimiento y expresión de su chica. Era poco común verla temblando de aquella manera.

—¿Ocurrió algo que te hirió?—el Ryuguji tomó una de sus manos temblorosas.—¿Acaso te amenazaron a ti o a tu hermana?

—No, no es eso.—Kiri intentó detener sus temblores. Estaba demasiado nerviosa, debía calmarse.—Es sobre Valhalla. Yo...—intentó mirarle a los ojos, pero su profunda mirada hizo que bajara la mirada.—Quise decírtelo en cuanto escuché ese nombre, pero no encontré la oportunidad; después ocurrió lo del crío Tetta y...

—Nena.—la interrumpió con delicadeza.—Sólo cuéntame, no te dejes llevar por los nervios.

La fémina respiró hondo.—Yo fui la fundadora de Valhalla hace unos años.

—...Bien, sigue.

—Valhalla fue una pandilla que creé con la intención de proteger a mi hermana de las personas que podrían hacerle daño. Pero, cuando entré en el centro penitenciario, la disolví, o al menos eso es lo que creí.

—Alguien tomó el nombre de tu pandilla disuelta.—afirmó el tatuado mirando a la nada.

—Eso es lo pensamos Baji y yo, pues yo no he pensado en ningún momento en restaurarla, en serio...

𝐈𝐊𝐈𝐆𝐀𝐈 •| 𝐃𝐑𝐀𝐊𝐄𝐍 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora