𝟏𝟔

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- ¿Eh?

Nori sentía sus pulsaciones tan aceleradas que parecía que se le iba a salir el corazón. Seguramente había escuchado mal y le había pedido salir como amigos a algún lugar, ¿no?

- Nori, sé que me escuchaste cuando te dije aquello en la ambulancia...- empezó a hablar el rubio.- Y hemos estado evitando el tema durante estos días, pero creo que ya es hora de que lo afrontemos. ¿No crees?

El tatuado se acercó a la chica, la cual tenía la mirada dirigida al suelo con un gran sonrojo en la cara, y atrajo su cabeza hacia su fornido pecho con una de sus manos.

- N-No sé de que me hablas.- alcanzó a responder la fémina en un suave susurro.

- ¿Crees que no alcancé a escuchar el "Tú también", pequeña?

La peli negra se puso aún más roja al recordarlo.

- Y-Yo...

Por Dios Nori, no tartamudees.

- Me gustas, nena.- confesó de un tirón el Ryuguji, haciendo que a la heterocromática le temblaran las piernas.- Así que...se mi novia.

- ¿Acaso me lo estás ordenando, poste?

- Te lo estoy ordenando.- afirmó con una seguridad que la Okazaki temblorosa no poseía. El chico se merecía a alguien que no estuviera tan hundida en su pasado y que pudiera apoyarlo para seguir adelante, no para hundirlo con ella- ¿Kiri?

- Lo siento, Draken. No puedo aceptar.- Nori se separó de él sin mirarlo.

- ¿Qué? ¿Por qué no?- el de la trenza estaba confuso, ambos se gustaban, ¿no?- ¿Es por mi tatuaje? ¿O la trenza? Puedo hacer algo.

- No me gustas, es sólo eso.

Ante tales palabras, Draken sintió un fuerte dolor en el pecho y sentía que iba a llorar, pero consiguió poner su faceta neutra de siempre.

- Lo siento, me tengo que ir.- Kiri también sentía que las lágrimas se le iban a salir en cualquier momento, así que se giró y empezó a correr de aquel lugar.

- ¡Esper-!

- ¡Draken!- unos pequeños brazos agarraron el abdomen del robusto chico, impidiéndole ir tras la chica que ocupaba sus pensamientos, y que le había rechazado.- ¿Draken? ¿Estás bien?

Era Emma, que pasaba por allí y visualizó al chico que tanto le gustaba. Desafortunadamente, llegó en muy mal momento.

- Estoy bien...- Ken dio media vuelta y se fue sin decir nada más, olvidando a Mikey y Narumi, los cuales habían visto todo.

- Ken-chin...

- Ri-chan...

[...]

- Ya estoy aquí...

- Okaeri, Onee-san.- saludó la menor de las Okazaki con una sonrisa, pero esta desapareció en cuanto vio el semblante triste de su hermana.- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

- Tranquila, estoy bien. - respondió esbozando una pequeña sonrisa falsa y acariciando la cabeza de la menor.- Un personaje de una serie que me gusta ha muerto. Era muy guapo.

Y, aunque la peli castaña no le creía ni una palabra, lo dejó pasar porque veía que no estaba de ánimos para hablar sobre el tema. Así que simplemente la abrazó por la cintura y se quedaron un rato así, apoyándose mutuamente, como siempre lo hacían desde que su madre murió.

- Puedes decirme lo que sea, Onee-san, lo que sea...

- Lo sé, Mi-chan.- contestó la mayor soltando algunas lágrimas, permitiéndose verse vulnerable ante ella.- ¿Sabes que tú también, verdad? Tu hermana mayor siempre estará para ti... Te quiero...

𝐈𝐊𝐈𝐆𝐀𝐈 •| 𝐃𝐑𝐀𝐊𝐄𝐍 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora