𝟏𝟒

4.5K 468 14
                                    


Okazaki Nori estaba empezando a odiar los hospitales con toda su alma. No le dejaban hacer nada sola, le trataban como un maldito bebé.

- Te ves horrible.- escuchó de repente en su habitación, haciéndole sobresaltar. Era Draken, como no con sus alentadores comentarios que te alegraban el día.

- ¡Mierda! Maldito tótem, ¿qué crees que haces? Entrando en la habitación de un chica sin avisar, ¿acaso eres un pervertido?

- ¡¿Ah?! ¿Cómo me has llamado maldito edificio con patas?- exclamó el rubio agarrando la cabeza de la chica con fuerza.

- ¿Qué haces, poste? ¿Así tratas a una herida?

- Ignoraré lo que acabas de decir.- dijo el tatuado suspirando.- Encima que vengo a verte...Además, ¿chica? ¿dónde?

Esto sí que hizo la hizo rabiar.- ¿Cómo que dónde? Te recuerdo que a la que tienes en frente hizo posible que pudieras estar ahora mismo viviendo la vida loca, así que cállate, que si no estuviera en esta situación te-

- Si si, muchas gracias~.- le interrumpió Ken poniendo una mano sobre la cabeza de la joven, acariciándola como si fuese un gato.- Realmente te lo agradezco, Nori...

Después de lo dicho se creó un silencio, bastante incómodo, por lo menos para la peli negra. El Ryuguji estaba con su expresión neutra de siempre.

- No parece que hubieses estado a punto de morir hace una semana, Ryu.- habló tras un par de minutos de silencio, desviando su mirada hacia el exterior.

El nombrado se sorprendió al escuchar ese dulce apodo que le había puesto semanas atrás; sintió como se le aceleraba el pulso y se le subía la temperatura en las mejillas.

Nori dirigió su atención al de la trenza al no escuchar respuesta alguna, se sonrojó al ver a un Draken sonrojado y nervioso.

Que lindo.

- Ehh... Yo- Bueno...He estado descansando mucho...Si, eso...- balbuceó el chico.- B-Bueno, tengo que irme. Nos vemos.

Salió casi corriendo hacia la puerta, pero esta se abrió antes de que pudiera hacerlo él.

- ¡Oh, Draken-san! Hola.- era la pequeña Okazaki con un pequeño bentō en las manos que por cierto, casi se le cae de la sorpresa al ver al joven de la trenza. Pero se sorprendió aún más al ver a los dos mayores rojos hasta las orejas, y bastante nerviosos también. La menor sonrío pícaramente.- ¿Eh~? ¿Ha ocurrido algo?

- ¡P-Para nada!- exclamó enseguida Ken en un tartamudeo.- ¡Nos vemos!

Y por fin salió de aquella vergonzosa situación.

¿Cómo se te ocurre tartamudear? ¡Eres idiota!- se reprendió el sub-comandante chocando su mano contra su frente.

[...]

- ¡Qué lindo!- gritó Nozomi acunando con sus manos sus mejillas.- ¡Y tu también estás sonrojada!

- No tiene que saberlo medio Japón, tonta.- dijo la mayor evitando mirarla.- Como se lo cuentes a alguien...

- No se lo diré a nadie, mis labios están sellados, Onee-san.- aseguró haciendo un gesto de como si estuviera cerrando una cremallera sobre sus labios.- ¿Y?

- ¿Y, qué?

- ¿Ya son novios?

- ¡¿Eh?! Claro que no, ¿de dónde has sacado eso?- la primogénita no daba crédito a lo que oía.

- Ambos os gustáis, ¿qué tiene de malo?- contestó inocentemente la ojiverde.

- Yo no le gusto...

𝐈𝐊𝐈𝐆𝐀𝐈 •| 𝐃𝐑𝐀𝐊𝐄𝐍 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora