CAPITULO 8

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Cómo el rey Arturo celebró en Gales, en un Pentecostés, una gran fiesta, y
qué reyes y señores vinieron a su fiesta

Entonces el rey se trasladó a Gales, e hizo pregonar una gran fiesta, que
debía celebrarse en Pentecostés, después de su coronación en la ciudad de
Caerleon. A la fiesta vino el rey Lot de Lothian y de Orkney, con quinientos
caballeros. Vino también a la fiesta el rey Uriens de Gore con cuatrocientos
caballeros. También el rey Nentres de Garlot, con setecientos caballeros.
También vino el rey de Escocia con seiscientos caballeros, el cual era muy
joven. También vino a la fiesta el rey llamado Rey de los Cien Caballeros,
pero él y sus hombres iban muy bien aparejados en todos los puntos. También
vino el rey de Carados con quinientos caballeros.

Y el rey Arturo se alegró de esta asistencia, pues creía que todos los reyes
y caballeros habían venido por gran amor, y para honrarle en su fiesta; por
donde el rey hizo gran alegría, y envió a los reyes y caballeros muchos
presentes. Pero los reyes no quisieron recibir ninguno, sino rechazaron
afrentosamente a los mensajeros, y dijeron que ningún contento tenían en
recibir dones de un mancebo imberbe que venía de sangre baja, y mandaron
decirle que no querían ninguno de sus dones, sino habían venido a darle dones
ellos a él, con recia espada, entre el cuello y los hombros; y dijeron claramente
a los mensajeros a lo que habían venido, pues era gran afrenta para todos ellos
ver a tal mancebo gobernar un reino tan noble como era esta tierra. Partieron
los mensajeros con esta respuesta, y se la dijeron al rey Arturo. Por donde, por
consejo de sus barones, se trasladó a una torre con quinientos hombres buenos
con él; y todos los reyes antedichos le pusieron cerco, pero el rey Arturo
estaba bien avituallado.

Y al cabo de quince días entró Merlín en la ciudad de Caerleon, entre ellos.
Entonces todos los reyes se alegraron mucho de Merlín, y le preguntaron:
«¿Por qué causa ha sido nombrado ese mancebo, Arturo, rey vuestro?»
—Señores —dijo Merlín—, yo os diré la causa: porque es hijo del rey
Uther Pendragon, nacido dentro del matrimonio, engendrado en Igraine, mujer del duque de Tintagel.

—Entonces es un bastardo —dijeron todos.
—No —dijo Merlín—; Arturo fue engendrado después de la muerte del
duque, más de tres horas; y trece días más tarde, el rey Uther se casó con
Igraine; y por ende declaro que no es bastardo. Y contra quien diga que no,
será rey y vencerá a todos sus enemigos; y hasta su muerte, reinará largamente
en toda Inglaterra y tendrá bajo su obediencia a Gales, Irlanda y Escocia, y
más reinos de los que ahora no quiero nombrar.

Algunos de los reyes se maravillaron de las palabras de Merlín, y creyeron
que sería como él había dicho; otros se burlaron con desprecio de él, como el
rey Lot; y otros le llamaron brujo. Pero entonces acordaron con Merlín, que el
rey Arturo debía salir a hablar con los reyes, dando seguridad de que saldría y
se volvería sin daño. Así pues, fue Merlín al rey Arturo, le dijo lo acordado, y
le pidió que no temiese, «sino salid osadamente y hablad con ellos, y no los
excuséis, sino respondedles como su rey y capitán, pues a todos venceréis, lo
quieran o no»

El Rey Arturo y los Caballeros de la
 Mesa Redonda
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