CAPITULO 21

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Cómo sir Gareth, llamado también Beaumains, vino a la presencia de su
dama, y cómo se conocieron, y de su amor

Y entonces entró doña Lyonesse ataviada como una princesa, y le hizo
muy buena cara, y él a ella; y tuvieron hermosa habla y amable continente
juntos.

Y sir Gareth pensó muchas veces: «Jesú, pluguiese que la señora del
Castillo Peligroso fuese tan hermosa como es ésta!»

Hubo todas maneras de alegría y juegos, de danzas y canciones. Y cuanto
más miraba sir Gareth a aquella dama, más la amaba; y tanto se inflamó de
amor que se le turbó el sentido; y hacia la noche fueron a cenar, y sir Gareth
no pudo comer; pues era tan ardiente su amor que no sabía dónde estaba.

De todas estas miradas se dio cuenta sir Gringamore, y después de cenar
llamó a su hermana doña Lyonesse a una cámara, y dijo: «Gentil hermana, he
visto bien vuestro continente y el de este caballero; y quiero que sepáis,
hermana, que es muy noble caballero, y si podéis hacer que permanezca aquí
le haré todo el placer que pueda, pues aun si fueseis mejor de lo que sois,
estaríais bien otorgada a él.»

—Gentil hermano —dijo doña Lyonesse—, entiendo bien que es buen
caballero, y que viene de noble casa. Sin embargo, quiero probarle más,
aunque más obligada soy a él que a ningún hombre terrenal; pues gran trabajo
ha tenido por mi amor, y pasado muchos pasos peligrosos.

Fue, pues, sir Gringamore a sir Gareth, y le dijo: «Señor, haced buena muestra, pues no tendréis ninguna otra causa, sino que esta dama, mi hermana,
es vuestra en toda sazón, salvada su honra; pues sabed bien que os ama tanto
como vos a ella; y más, si más puede ser.»

—Si yo supiese eso —dijo sir Gareth—, no habría hombre vivo más
dichoso que yo.

—Por mi honor —dijo sir Gringamore—, fiad en mi promesa; y el tiempo
que queráis podéis permanecer conmigo, y esta dama estará con nosotros día y
noche para haceros toda la alegría que pueda.

—De buen grado —dijo sir Gareth—, pues he prometido estar cerca de
este país estos doce meses. Y bien cierto soy que el rey Arturo y otros nobles
caballeros me hallarán donde esté estos doce meses. Pues me buscarán hasta
hallarme, si estoy vivo.

Y entonces el noble caballero sir Gareth fue a doña Lyonesse, a la que
entonces amaba mucho, y la besó muchas veces, e hicieron gran contento uno
del otro. Y allí le prometió ella su seguro amor, y amarle a él solo los días de
su vida. Entonces esta dama, doña Lyonesse, por acuerdo de su hermano, dijo
toda la verdad a sir Gareth, quién era, y cómo era la misma dama por la que él
había hecho batalla, y señora del Castillo Peligroso, y le contó cómo había
hecho que su hermano le quitase el enano.

El Rey Arturo y los Caballeros de la
 Mesa Redonda
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