Cómo sir Gareth, llamado también Beaumains, vino a la presencia de su
dama, y cómo se conocieron, y de su amorY entonces entró doña Lyonesse ataviada como una princesa, y le hizo
muy buena cara, y él a ella; y tuvieron hermosa habla y amable continente
juntos.Y sir Gareth pensó muchas veces: «Jesú, pluguiese que la señora del
Castillo Peligroso fuese tan hermosa como es ésta!»Hubo todas maneras de alegría y juegos, de danzas y canciones. Y cuanto
más miraba sir Gareth a aquella dama, más la amaba; y tanto se inflamó de
amor que se le turbó el sentido; y hacia la noche fueron a cenar, y sir Gareth
no pudo comer; pues era tan ardiente su amor que no sabía dónde estaba.De todas estas miradas se dio cuenta sir Gringamore, y después de cenar
llamó a su hermana doña Lyonesse a una cámara, y dijo: «Gentil hermana, he
visto bien vuestro continente y el de este caballero; y quiero que sepáis,
hermana, que es muy noble caballero, y si podéis hacer que permanezca aquí
le haré todo el placer que pueda, pues aun si fueseis mejor de lo que sois,
estaríais bien otorgada a él.»—Gentil hermano —dijo doña Lyonesse—, entiendo bien que es buen
caballero, y que viene de noble casa. Sin embargo, quiero probarle más,
aunque más obligada soy a él que a ningún hombre terrenal; pues gran trabajo
ha tenido por mi amor, y pasado muchos pasos peligrosos.Fue, pues, sir Gringamore a sir Gareth, y le dijo: «Señor, haced buena muestra, pues no tendréis ninguna otra causa, sino que esta dama, mi hermana,
es vuestra en toda sazón, salvada su honra; pues sabed bien que os ama tanto
como vos a ella; y más, si más puede ser.»—Si yo supiese eso —dijo sir Gareth—, no habría hombre vivo más
dichoso que yo.—Por mi honor —dijo sir Gringamore—, fiad en mi promesa; y el tiempo
que queráis podéis permanecer conmigo, y esta dama estará con nosotros día y
noche para haceros toda la alegría que pueda.—De buen grado —dijo sir Gareth—, pues he prometido estar cerca de
este país estos doce meses. Y bien cierto soy que el rey Arturo y otros nobles
caballeros me hallarán donde esté estos doce meses. Pues me buscarán hasta
hallarme, si estoy vivo.Y entonces el noble caballero sir Gareth fue a doña Lyonesse, a la que
entonces amaba mucho, y la besó muchas veces, e hicieron gran contento uno
del otro. Y allí le prometió ella su seguro amor, y amarle a él solo los días de
su vida. Entonces esta dama, doña Lyonesse, por acuerdo de su hermano, dijo
toda la verdad a sir Gareth, quién era, y cómo era la misma dama por la que él
había hecho batalla, y señora del Castillo Peligroso, y le contó cómo había
hecho que su hermano le quitase el enano.
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El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda
RandomUna aventura épica con dos frentes: lo sobrenatural y nuestra propia humanidad. Durante los tiempos inciertos de la Guerra de las Dos Rosas, un caballero de vida azarosa, sir Thomas Malory, escribió desde la cárcel una refundición del vasto ciclo ar...