Cómo once reyes juntaron una gran hueste contra el rey Arturo
Y en breve espacio llegaron los tres reyes al castillo de Bedegraine, donde
hallaron muy gentil compañía, y bien aparejada, de lo que tuvieron gran
alegría; y no les faltó vitualla ninguna.Ésta era la causa de la hueste del norte: había sido levantada por el
despecho y reproche que los seis reyes habían recibido en Caerleon. Y estos
seis reyes, por sus medios, consiguieron tener con ellos a otros cinco reyes; y
comenzaron a juntar a su gente, y ahora juraron que ni por ventura ni por
desventura se dejarían unos a otros, hasta que hubiesen destruido a Arturo. A
continuación hicieron otro juramento. El primero en empezar fue el duque de
Cambenet, quien juró que traería con él cinco mil hombres de armas, los
cuales estaban prestos a caballo. Después juró el rey Brandegoris de Strangore
que traería cinco mil hombres de armas a caballo. Después juró el rey
Clarivaus de Northumberland que traería tres mil hombres de armas. Después
juró el Rey de los Cien Caballeros, que era muy buen hombre de armas, y
joven, que traería cuatro mil hombres de armas a caballo. Después juró el rey
Lot, muy buen caballero, y padre de sir Gawain, que traería cinco mil hombres de armas a caballo. También juró el rey Uriens, que era padre de sir Uwain, de
la tierra de Gore, que traería seis mil hombres de armas a caballo. También
juró el rey Idres de Cornualles, que traería cinco mil hombres de armas a
caballo. También juró el rey Cradelment traer cinco mil hombres a caballo.También juró el rey Agwisance de Irlanda traer cinco mil hombres de armas a
caballo. También juró el rey Nentres traer cinco mil hombres de armas a
caballo. También juró el rey Carados traer cinco mil hombres de armas a
caballo. De manera que su hueste entera era de puros hombres de armas:
cincuenta mil a caballo; y a pie, diez mil buenos hombres. Pronto estuvieron
prestos, montaron a caballo, y enviaron a su avanzada; pues estos once reyes,
en su marcha, pusieron cerco al castillo de Bedegraine; y luego partieron, y se
encaminaron hacia Arturo, dejando unos pocos que continuasen en el cerco,
pues el castillo de Bedegraine pertenecía al rey Arturo, y los hombres que
estaban en él eran de Arturo.
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El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda
AcakUna aventura épica con dos frentes: lo sobrenatural y nuestra propia humanidad. Durante los tiempos inciertos de la Guerra de las Dos Rosas, un caballero de vida azarosa, sir Thomas Malory, escribió desde la cárcel una refundición del vasto ciclo ar...