CAPÍTULO 35

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De la gran realeza, y qué oficiales fueron hechos en la fiesta de las bodas,
y de las justas celebradas en la fiesta

Se acercó el día de san Miguel, y vino doña Lyonesse, señora del Castillo
Peligroso, y su hermana doña Lynet, con sir Gringamore, su hermano, con
ellas, ya que tenía la conducción de estas damas. Y allí fueron aposentados por
disposición del rey Arturo. Y el día de san Miguel, el Obispo de Canterbury
casó a sir Gareth y doña Lyonesse con gran solemnidad.

Y el rey Arturo hizo casar a Gaheris con la Doncella Salvaje, la cual era
doña Lynet; e hizo casar a sir Agravain con una sobrina de doña Lyonesse, una
hermosa dama llamada doña Laurel.

Y hechas estas solemnidades, vino el Caballero Verde, sir Pertolepe, con
treinta caballeros, y allí rindió pleito homenaje a sir Gareth, y estos caballeros
prometieron ser suyos siempre. También dijo sir Pertolepe: «Os pido ser en
esta fiesta vuestro chambelán.»

—De buen grado —dijo sir Gareth—, ya que os place tomar tan simple
oficio.

Entonces vino el Caballero Bermejo, con sesenta caballeros con él, y rindió
pleito homenaje a sir Gareth, y todos estos caballeros prometieron ser suyos
siempre. Y entonces este sir Perimones rogó a sir Gareth que le concediese ser
su mayordomo en esta alta fiesta.

—De buen grado —dijo sir Gareth—, haré que tengáis este oficio, y
aunque fuese mejor.

Entonces vino sir Persant de la India, con cien caballeros con él, rindió
pleito homenaje, y todos sus caballeros prometieron hacerle servicio, y
guardar sus tierras por siempre; y allí rogó a sir Gareth que le hiciese su
maestresala en la fiesta.

—De buen grado —dijo sir Gareth— haré que lo tengáis, y aunque fuese
mejor.

Entonces vino el Duque de la Rowse, con cien caballeros con él, y allí
rindió pleito homenaje a sir Gareth, y prometió guardar sus tierras por
siempre. Y requirió a sir Gareth poder servirle el vino ese día en la fiesta.

—De buen grado —dijo sir Gareth—, aunque fuese mejor.

Entonces vino el Caballero Bermejo de las Landas Bermejas, que era sir Ironside, el cual traía con él trescientos caballeros, y allí rindió pleito
homenaje, y todos estos caballeros prometieron guardar sus tierras por
siempre. Y entonces pidió a sir Gareth ser su trinchante.

—Muy de grado —dijo sir Gareth—, si os place.

Entonces entraron en la corte treinta señoras, y todas parecían viudas; y
estas treinta damas traían consigo muchas hermosas dueñas. Y se arrodillaron
todas a la vez ante el rey Arturo y sir Gareth, y contaron al rey cómo sir
Gareth las había liberado de la Torre Dolorosa, y había matado al Caballero
Pardo sin Piedad: «Y por ende nosotras, y todos nuestros herederos venideros,
haremos homenaje a sir Gareth de Orkney.»

Seguidamente los reyes y reinas, príncipes y condes, barones y muchos
osados caballeros, fueron a comer; y bien podéis saber que hubo allí todas
maneras de manjares en abundancia, todas maneras de danzas y juegos, con
todas maneras de juglarías que se usaban en aquellos días. También hubo
grandes justas tres días. Pero el rey no quiso consentir que justase sir Gareth,
por su nueva esposa; pues, como dice el libro francés, esta doña Lyonesse
deseó del rey que ninguno de los desposados justase en esa fiesta.

Y el primer día justó sir Lamorak de Gales, que derrocó treinta caballeros,
e hizo muy maravillosos hechos de armas; y entonces el rey Arturo hizo a sir
Persant y a sus dos hermanos caballeros de la Tabla Redonda, hasta el fin de
sus vidas, y les dio grandes tierras.
También el segundo día justó Tristán el mejor, y derrocó cuarenta
caballeros, e hizo maravillosos hechos de armas. Y el rey Arturo hizo a
Ironside, que era el Caballero Bermejo de las Landas Bermejas, caballero de la
Tabla Redonda hasta el fin de su vida, y le dio grandes tierras.

El tercer día justó sir Lanzarote del Lago, y derrocó cincuenta caballeros, e
hizo muchos maravillosos hechos de armas, de manera que todos los hombres
se maravillaron de él. Y el rey Arturo hizo allí al Duque de la Rowse caballero
de la Tabla Redonda hasta el fin de su vida, y le dio grandes tierras que
disfrutar.

Pero cuando hubieron acabado estas justas, sir Lamorak y sir Tristán
partieron súbitamente, sin que nadie lo supiese, por lo que el rey Arturo y toda
la corte fueron muy disgustados. Y tuvieron la corte cuarenta días con gran
solemnidad. Y sir Gareth fue un noble caballero, y de buen gobierno y gentil
habla.

Así termina este cuento de sir Gareth de Orkney, que casó con doña
Lyonesse del Castillo Peligroso. Y también sir Gaheris casó con su hermana
doña Lynet, a la que llamaban la Doncella Salvaje. Y sir Agravain casó con
doña Laurel, una hermosa señora, y el rey Arturo les dio grandes y poderosas tierras con grandes riquezas, para que pudiesen vivir con realeza hasta el fin de
sus vidas.

El Rey Arturo y los Caballeros de la
 Mesa Redonda
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