Más sobre la dicha batalla, y cómo fue acabada por Merlín
Cuando sir Arturo y los reyes Ban y Bors los vieron, a ellos y a sus
caballeros, alabaron mucho su noble gesto de caballería, pues eran los más
esforzados guerreros que nunca habían conocido ni visto. En esto llegaron a
ellos cuarenta nobles caballeros, y dijeron a los tres reyes que se querían
apartar de su ejército; éstos eran sus nombres: Lionses, Phariance, Ulfius,
Brastias, Héctor, Kay, Lucan el Mayordomo, Griflet le Fise de Dieu, Moris de
la Roche, Gwinas de Bloi, Brian de la Forest Savage, Bellias, Morians del
Castillo de las Doncellas, Flannedrius del Castillo de las Damas, Annecians,
que era ahijado del rey Bors, noble caballero, Ladinas de la Rouse, Emerause,
Caulas, Gracian le Castelein, un tal Blois de la Case, y sir Colgrevaunce de
Gore. Todos estos caballeros cabalgaron delante con las lanzas sobre sus
muslos, espolearon con fuerza a sus caballos cuanto podían correr. Y los once
reyes con parte de sus caballeros arremetieron, a todo correr de sus caballos,
con sus lanzas, y allí se hicieron maravillosos hechos de armas por ambas
partes. Entraron también Arturo, Ban y Bors en lo espeso de la lucha, matando
a una y otra mano, de manera que sus caballos andaban en la sangre hasta las
cernejas. Pero los once reyes y su hueste estaban siempre ante Arturo. Por
donde Ban y Bors tenían maravilla, contemplando la gran mortandad que
había; pero a la postre fueron rechazados al otro lado de un pequeño río.En eso vino Merlín sobre un gran caballo negro, y dijo a Arturo: «¿Aún no
terminas, no has hecho bastante? De sesenta mil hombres este día no te quedan
vivos sino quince mil. Por tanto, es hora de decir basta, pues Dios está enojado
contigo de ver que no acabas nunca; y no serán vencidos esta vez los once
reyes, sino que si sigues luchando con ellos más tiempo te dejará tu fortuna y
la de ellos crecerá. Y por ende retírate a tu aposentamiento y descansa lo más
presto que puedas, y recompensa a tus buenos caballeros con oro y con plata,
pues bien lo han merecido; ninguna riqueza puede ser demasiada para ellos,
pues con tan pocos hombres como tienes, nunca hubo otros que hicieran tanta
proeza como han hecho ellos hoy, pues este día han igualado a los mejores
guerreros del mundo».—Eso es verdad —dijeron los reyes Ban y Bors.
—Y también —dijo Merlín—, retírate adonde quieras, pues en estos tres
años puedo asegurar que no te harán daño; y entonces oirás más nuevas —y
después dijo Merlín a Arturo—: Estos once reyes tienen entre manos más de
lo que imaginan, pues los sarracenos han desembarcado en sus países, más de
cuarenta mil, los cuales queman y matan, han puesto cerco al castillo de
Wandesborow, y hacen gran destrucción; por ende nada temáis en estos tres
años. También, señor, mandad que sean recogidos todos los bienes ganados en
esta batalla, y cuando los tengáis en vuestras manos, dadlos generosamente a
estos dos reyes, Ban y Bors, que puedan recompensar con ellos a sus
caballeros; eso hará que los extranjeros estén mejor dispuestos a haceros
servicio cuando sea menester. A vuestros propios caballeros los podéis
recompensar también con vuestros bienes el momento que queráis.—Bien dicho está —dijo Arturo—; y como has devisado, así será hecho.
Cuando les fueron entregados los bienes a Ban y Bors, éstos los dieron tan
generosamente a sus caballeros como fueron dados a ellos. Seguidamente
Merlín tomó licencia de Arturo y de los dos reyes para ir a visitar a su maestro
Bleise, que vivía en Northumberland; y partió y fue a su maestro, el cual se
alegró mucho de su llegada.Y allí le contó cómo les había ido a Arturo y los dos reyes en la gran
batalla, y cómo había sido acabada, y dijo los nombres de cada rey y caballero
de merecimiento que allí estuvo. Y Bleise escribió la batalla, palabra por
palabra, corno Merlín se la había contado: cómo empezó, y por quién, y cómo
había acabado, y quién tuvo lo peor. Todas las batallas que tuvieron lugar en
tiempos de Arturo, hizo Merlín que su maestro Bleise las escribiese; también
le hizo escribir todas las batallas que cada caballero de honor de la corte de
Arturo llevó a cabo.Después de esto, se partió Merlín de su maestro y fue al rey Arturo que
estaba en el castillo de Bedegraine, el cual era uno de los castillos que hay en
la Floresta de Sherwood. E iba Merlín tan disfrazado que el rey Arturo no lo
reconoció, pues iba todo cubierto con pieles de oveja negra, un par de grandes
botas, arco y flechas, y tosco vestido pardo, y traía gansos silvestres en la
mano; y era el día después de la Candelaria; pero el rey Arturo no lo
reconoció.—Señor —dijo Merlín al rey—, ¿queréis otorgarme un don?
—¿Por qué —dijo el rey Arturo— he de otorgarte un don, patán?
—Señor —dijo Merlín—, mejor sería otorgarme un don que no está en
vuestra mano, que perder grandes riquezas, pues aquí en este mismo lugar
donde fue la gran batalla, hay un gran tesoro oculto en la tierra.—¿Quién te ha dicho eso, patán? —dijo Arturo.
—Merlín me lo ha dicho —dijo él.
Entonces Ulfius y Brastias lo reconocieron bien, y sonrieron. «Señor —
dijeron estos dos caballeros—, es Merlín quien así os habla.»Entonces el rey Arturo fue muy turbado, y maravillado de Merlín, y lo
mismo el rey Ban y el rey Bors, y se rieron mucho de él.Entretanto vino una doncella que era hija de un conde; se llamaba éste
Sanam, y ella Lionors, y era muy hermosa doncella; y acudía para rendir
homenaje, como otros señores habían hecho después de la gran batalla. Y el
rey Arturo puso en ella su amor grandemente, y ella en él, y tuvo que ver con
ella, y engendró en ella un hijo que se llamó Borre, que después fue buen
caballero, y de la Tabla Redonda.Entonces vino nueva que el rey Rience del norte de Gales hacía gran
guerra al rey Leodegrance de Camelerd, lo que enojó al rey Arturo, pues lo
amaba mucho, y odiaba al rey Rience, pues estaba siempre contra él. Y por
ordenanza de los tres reyes, fueron enviados de regreso a Benwick todos los
que quisieron partir, por temor al rey Claudas: Phariance y Antemes, y
Gracian, y Lionses de Payarne, con los principales de los que debían guardar
las tierras de los dos reyes.
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El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda
RastgeleUna aventura épica con dos frentes: lo sobrenatural y nuestra propia humanidad. Durante los tiempos inciertos de la Guerra de las Dos Rosas, un caballero de vida azarosa, sir Thomas Malory, escribió desde la cárcel una refundición del vasto ciclo ar...