22. VARITA

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El sábado Draco la había invitado a desayunar, así que temprano estaba en la sala de estar del mago, con su bolso de cuentas que contenía todo el equipaje para sus vacaciones.

La noche anterior habían disfrutado mucho saliendo con Harry y Ginny, y aunque al principio, Draco estaba algo cohibido en si hacía mal tomando de la mano a Hermione u otro tipo de acercamiento, al no ver un cambio en la actitud de los Potter hacia él sino que seguían comportándose con la naturalidad de siempre, le dio más libertad de ser él mismo y Hermione se sentía dichosa.

Eso sí, esa mañana pudieron constatar que no se habían librado de una pequeña nota en El Profeta, donde el periodista mencionaba que esa noche, Draco Malfoy, próximo a cumplir dos años de haber perdido a su esposa, había sido visto muy atento con Hermione, hasta hace poco más de un año, Weasley, en la presentación de la escultora Parvati Patil. Estaremos atentos a estos dos para mantenerlos informados.

Hermione resopló al leer las líneas mientras desayunaba. Era difícil escapar de la prensa en un ambiente donde la noticia rosa era lo que vendía, y les preocupaba la reacción de sus respectivos hijos. En todo caso, decidieron que no se preocuparían por eso y se enfocarían en disfrutar de las vacaciones.

Antes de las diez llegaron los Nott y Zabini, y los seis, con sus manos puestas en un viejo jarrón de barro, se trasladaron a su destino.

La cabaña de ladrillo rojo estaba anclada en un hermoso paraje de la campiña irlandesa. Pansy, como anfitriona, tomó del brazo a Hermione y rápidamente le iba enseñando la casa. Dos elfos habían llegado horas antes para tenerlo todo dispuesto, pero Pansy iba acomodando con la varita, algunas cosas que no eran de su agrado.

El dormitorio que le asignaron tenía una linda vista a las montañas. A Hermione le parecía estar metida en un cuento de hadas. Ella y Draco habían planeado que ese mismo día irían a Dublín y estaba ansiosa por conocer todo lo que la capital ofrecía. Al día siguiente todos visitarían el acantilado de Moher y otros sitios de interés.

Algunos días de la semana se quedaron tranquilamente en la casa y Hermione aprovechaba para leer. Una de las noches decidieron hacer una fogata a la luz de la luna llena y cada uno contó alguna anécdota que hacía reír a los demás. Hermione se acopló muy bien a la compañía de todos y ellos la trataban como si siempre hubiera pertenecido al grupo.

—Tus amigos son muy distintos de lo que me imaginé alguna vez. Me he sentido muy cómoda con ellos —le dijo la tarde del viernes. Al día siguiente volverían a casa y ella y Draco estaban sentados en el porche, ella recostada a su pecho, disfrutando de un tiempo a solas mientras los demás habían salido.

—Ya te lo había dicho, ellos son... especiales, pero excelentes como amigos. Son demasiados años juntos y conocemos nuestros defectos, toleramos nuestro mal humor y nos reímos ante cualquier estupidez.

—Creía que con Daphne me iba a sentir extraña... Pero más bien ha sido al contrario.

—Sabe en cuáles condiciones me casé con su hermana y que contigo es... diferente...

—¿Diferente? —sonrió traviesa. Intuía que Draco no era muy expresivo con las palabras y una extraña emoción se apoderó de su interior.

—Jm... —Draco apretó el abrazo y hundió el rostro en su cabello.

Hermione quiso preguntar qué quería decir con diferente pero sabía la respuesta, porque también sentía que lo que tenía con Draco era muy diferente a su relación con Ron. Quizá era algo relacionado con la edad, o que disponían de más tiempo para ellos mismos, o que Draco le infundía una seguridad que nunca había tenido en su matrimonio. Sin embargo, no dejaba de sentir temor... Ya la habían engañado una vez, había puesto su confianza en una persona que creía conocer y había salido lastimada. Y eso la hacía querer llevar las cosas con tranquilidad, no dejarse llevar por pasiones o arrebatos; de eso ya había tenido suficiente con Ronald y agradecía internamente que Draco hubiera cumplido su promesa de no apresurar las cosas, de no ir más allá en el aspecto íntimo. Hermione no se sentía aún preparada para dar ese paso pero le gustaba sentirse deseada, y sabía que Draco la deseaba, pero ella únicamente había estado con Ron en ese aspecto y sentía que debía esperar un poco más para entregarse completamente a él.

Esa semana con Draco había sido muy significativa para su relación, habían conocido mucho el uno del otro, de sus gustos, de lo que no les gustaba, lo que los hacía enojar o reír. Ahora volverían a su rutina y sabía que extrañaría convivir con él, sus detalles, su presencia, pero esperaba que pronto tuvieran otra oportunidad para repetirlo.

 Ahora volverían a su rutina y sabía que extrañaría convivir con él, sus detalles, su presencia, pero esperaba que pronto tuvieran otra oportunidad para repetirlo

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