25. SOMBRERO SELECCIONADOR

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Los días de vacaciones en Mallorca pasaron y Hugo y Rose partieron para Noruega, así que Hermione, con un bonito bronceado que le daba un tono canela a su piel, había vuelto a su trabajo. Draco estaría en Italia por una semana más y lo extrañaba mucho. Desde que eran novios —la palabra le traía exitantes recuerdos— no se habían separado más que unos tres o cuatro días y ya sumaban diez sin verse.

Dos días después de partir sus hijos hacia Noruega, Hermione estaba en la cocina de su apartamento preparándose algo para cenar, cuando escuchó unos golpecitos en la puerta, cosa que le extrañó. Si bien es cierto vivía en una zona predominantemente muggle, nunca nadie antes había ido a buscarla.

Cuál fue su sorpresa cuando al abrir, el mismo Ronald Weasley estaba en el pequeño porche.

—Hola, Hermione.

—Ronald, ¿qué haces acá?

—Te ves bien. —Hermione frunció el ceño. ¿A qué se debía todo eso? Ella no contestó, pero luego de unos instantes de incómodo silencio, no quiso pecar de grosera y aunque él no merecía ninguna deferencia, se hizo a un lado para dejarlo pasar. Una vez dentro, Ron pasó la vista por todo el lugar—. Disculpa que llegara sin avisar y por métodos poco convencionales para un mago... Pero no quería llevarme sorpresas desagradables...

—¿Pasó algo con Rose y Hugo?

—Oh, no. Ellos están bien. De hecho, no saben que estoy acá... Les dije que iba de compras para la cena... —sonrió con desenfado caminando por la estancia.

—¿Entonces? No entiendo a qué debo el honor de tu visita. —Su sarcasmo era tan evidente que Ron sonrió de lado, aunque seguía caminando por la estancia escudriñando cada rincón.

—A Hugo se le ha escapado un comentario... —En la voz del mago había un dejo de rencor. Hermione seguía viéndolo sin comprender qué hacía su exesposo en su casa cuando se suponía que debía estar con sus hijos—. Me dio a entender que estás con Malfoy, Hermione.

Al fin se había detenido. Con las manos dentro de los bolsillos del pantalón, la veía con una actitud desafiante. Ella trató de mantener la calma. Conocía a Hugo más que nadie. Ese no había sido un comentario al azar sino su manera de presenciar el rostro de su padre cuando supiera la noticia de su relación con Draco, tal como lo había mencionado días atrás. Hermione ni siquiera parpadeó, pensando una vez más, que el sombrero seleccionador se había equivocado al enviarlo a Ravenclaw. Definitivamente, tenía más características de un Slytherin de las que le gustaba aceptar, y Harry se lo recalcaba con cierta frecuencia.

—Sigo sin entender qué tiene que ver eso con tu visita —increpó.

—¿Con Malfoy, Hermione? —insistió alzando la voz—. ¿Acaso no había alguien mejor?

Hermione no podía creer que Ron le estuviera preguntando eso. Temiendo que sus vecinos escucharan la conversación, sacó la varita e insonorizó la habitación. Lentamente se acercó a él.

—Estás bromeando, ¿verdad? —Ron la veía perplejo—. Alguna vez creí que tú eras el mejor de todos los hombres y me equivoqué... Te dejé entrar en mi vida —Hermione empezó a presionar constantemente su dedo índice contra el pecho de él—, decidí que serías el padre de mis hijos, quería que fueras el único hombre... ¡Y me traicionaste!

Ella lo empujó levemente y Ron se puso rojo de ira pensando en que mejor no hubiera abierto la boca, pero ya no se echaría atrás.

—No puedo creer que te hubieras liado con él... ¿Acaso el viudito te convenció con su cara de estoy solo y no tengo a nadie? ¡Eres una tonta, Hermione! —bramó para luego hacer una mueca que pretendía ser una sonrisa.

—¿Estás...? ¿Estás celoso? —preguntó Hermione intentando contener la risa.

—¡Claro que no! —masculló con rabia, crispando los puños.

—Entonces ¿por qué estás acá? —Ron se había acercado a una ventana y le daba la espalda—. Ron, ¡mírame! ¿Acaso creías que me iba a quedar toda una vida llorando tu traición? —El mago se había cruzado de brazos y su rostro denotaba frustración—. Así como hiciste tú desde mucho antes de nuestro divorcio, tengo derecho a rehacer mi vida. Con quién lo haga no es de tu incumbencia. Así que te pido que, por favor, salgas de mi casa —le dijo con una decisión que no sabía que tenía, sintiéndose orgullosa de sí misma.

—Me has decepcionado...

—¿En serio? ¿Lo dice el hombre que me engañó por más de diez años?

—¡Es muy diferente! —gritó—. ¡Es Draco Malfoy!

Hermione seguía sin dar crédito a lo que oía. Y prefirió no seguir discutiendo. Volvió a señalar la salida, dispuesta a lo que fuera con tal de no seguir escuchando a Ron. Cuando él llegó a la puerta, la abrió y antes de salir, advirtió:

—Cuando te haga pedazos el corazón y acudas llorando...

—No te preocupes, Ron —lo interrumpió intentando no abalanzarse sobre él y desbaratarlo hasta hacerlo perder el conocimiento—. Eso ya lo hiciste tú, y todas las lágrimas se me secaron cuando me traicionaste...

Ron no tenía palabras para debatir; aún rojo por la rabia, sacó del bolsillo de su túnica un pequeño objeto que luego apuntó con la varita y murmuró unos encantamientos para segundos después, desaparecer.

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N/A:
¿Les gustaría saber cómo le dijo Hugo a Ron que Hermione salía con Draco? He escrito un drabble con la escena. Lo encuentran como «Travesura realizada».

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