Steve Rogers

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Estaba algo nerviosa, su corazón latía de una manera rápida, golpeaba con fuerza su caja torácica. Trataba de inhalar y exhalar, estaba muy feliz. Puesto que hoy, finalmente, desde seis meses de no ver a su novio por sus largas misiones, al fin estaríaem casa con ella.

Escucha como la puerta se abre y segundos después es cerrada. El corazón late como un loco. Va corriendo y se detiene cuando lo ve, luce cansado, y es ahí cuando agradece haber preparado una buena sorpresa para él.

—¡Bienvenido a casa, amor!

Pero sus ojos, su mirada, demuestra que no está bien, algo es diferente en él.

—Ahora no tengo tiempo para tus berrinches, _______. Ya es mucho aguantar las largas horas de trabajo como para tener que aguantar tus dramas.

Dice mirando a la castaña fríamente. Ella solo le dedica una pequeña sonrisa, a lo que él atina a rodar sus ojos.

—Lo sé, lo sé, mi amor. Sé que vienes cansado -trata de hacer que su voz salga tranquila, pero sus palabras bloquean las de la chica.

—¡Carajo, ________, cierra la maldita boca! -la mujer se queda helada al escuchar como Steve le grita. Pues era la primera vez que él se comportaba de esa manera.

—¿Pero qué pasa contigo, Steve? -ella camina hasta estar frente a su novio, y el aroma del alcohol inundó sus fosas nasales- ¿Estás borracho? Steve, ¿te fuiste a beber? Creí que... no podías emborracharte.

—¡¡Cierra la maldita boca!! -sus ojos echan fuego, la toma por los hombros y la sacude violentamente, un grito de terror se escapa de los labios de la mujer.

—¡No me grites! Eres tú el que llega a casa ahogado en alcohol. Has estado fuera de casa por muchísimo tiempo, Rogers, y cuándo finalmente regresas, ¿es así cómo lo haces? ¿Montando una mierda de...? -él la sujeta con más fuerza por los hombros.

—¡¡El único que puede gritar en esta puta casa soy yo, ________!! -la castaña logra soltarse de las garras de Steve, pero todavía hay fuego en los ojos del pelinegro.

—¡Dios! ¿Qué fue lo que bebiste, Steve? Tú no eres así.

—¿Sabes qué? -prosiguió él.

—¿¡Qué!?

—Es mejor dejar esta maldita relación hasta aquí. Ya me canse de ti, y de tus estupideces, de tu cara. Estoy harto de darme la vuelta y ver tu cara en todas partes.

La castaña se queda sin palabras, siente como su corazón palpita de una manera frenética. Las lágrimas amenazan con salir de sus ojos color canela.

—Cariño, yo... -pero una vez más el soldado le quita la palabra de la boca.

—Ya no quiero luchar por algo que parece que no tiene futuro, _______. -las manos frías del cantante vuelven a aferrarse con coraje a los hombros de la chica.

Steve estaba enterrando sus dedos en los frágiles hombros de la chica. Cuando éste la soltó, la femenina le propina una bofetada, Rogers mantiene su cara en dirección a la puerta, cuando se voltea empuja a ________. Ella se lastima al caer al duro suelo. Sus ojos tienen lágrimas, mismas que no es capaz de aguantar ni un segundo más.

—¡Fuera! ¡Largo de mi casa! -grita él. ________ se levanta del suelo y corre en dirección a la puerta, sus manos tiemblan, tiene todo el cuerpo adolorido.

A la mañana siguiente, Steve se despierta en el sillón de la sala

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A la mañana siguiente, Steve se despierta en el sillón de la sala. La luz del día hace que su cabeza duela, y el más mínimo ruido hace sentir una explosión dentro de él. Al momento de levantar su cuerpo se da cuenta de que una manta cubre su cuerpo. Sonríe al simplemente pensar en que fue su novia.  

Se levanta y va de camino a la habitación que comparte con la castaña desde hace ya poco más de tres años. Al entrar se topa con un camino hecho con pétalos de rosa rojos, en la cama hay más, en una de las mesitas de noche hay un par de copas y una botella de vino, y hay velas de aroma lavanda por toda la habitación.

Las sábanas blancas siguen impecables por lo que parece que nadie durmió en ella la noche anterior. El rubio arruga las cejas y camina con paso decidido hasta el baño.

Al abrir la puerta, el rico aroma de lavanda inundó sus fosas nasales. La tina de baño tiene espuma todavía, hay más velas por el lugar, y más pétalos, incluso la tina tiene uno que otro. Pero todo parece intacto. Cierra la puerta y comienza a buscar a su novia por el departamento, pero no hay rastro de ella. Finalmente algo hace click en su mente.

Rápidamente se dirige a las cámaras de seguridad que instalaron semanas antes de que él se fuera por tanto tiempo.

Busca la grabación correcta, se dispone a verla. Ve todo como si fuera la primera vez, sus ojos se abren al escuchar las duras palabras que le dirigió a su novia. Se tapa la cara al sentir cómo las lágrimas salen sin control al escuchar cómo terminaba a esa dulce chica de cabellos castaños.

Ve como se acuesta sobre el sillón. Adelanta un poco la grabación. Y ve como la dulce mujer vuelve a entrar por la puerta, tarda unos minutos en otro lugar, pero al volver a la sala trae su ropa habitual para el trabajo en el staff. Se detiene a mirarlo, tomó una cobija y la dejó suavemente sobre su cuerpo.

Para ese entonces, el capitan América era un mar de lágrimas. Al terminar de ver aquella dolorosa grabación, se da una ducha rápida, se coloca ropa limpia, toma sus llaves y sale corriendo al auto. Tiene cuidado pero a la vez maneja deprisa hasta la base. Y cuando llega, va directamente a buscarla.

Pregunta una y otra vez, pero nadie sabe decirle con exactitud donde se encontraba. Hasta que escucha su angelical voz es que voltea y la mira rodeada de otras personas, ella sostiene una tabla y unos papeles en su mano derecha.

—Bien, necesito que revisen otra vez esto. Hay unas cuantas cosas que debemos quitar y otras cosas nuevas que hay que agregar. El señor Nick Fury me pidió que veamos esos informes, quiere... -ella detiene su explicación al levantar la vista y toparse con Steve a unos metros de ella.

—¡________! -le grita él. Y va corriendo hasta donde ella se encuentra. Está paralizada, no tuvo oportunidad de escapar.

—Capitán Rogers-hace una saludo militar-. Un placer ayudarlo, pero en este momento me encuentro muy atareada con unas cosas para su próxima misión. Si necesita algo vaya con...

—Cariño -era la primera vez que le hablaba de esa manera frente a otras personas que no fueran los chicos-. Por favor, mi amor, tenemos que hablar.

—Yo... yo... Rogers, no tengo nada que hablar con usted. Y si me disculpa tengo trabajo por hacer.

Está a nada de irse, pero el rubio la toma de la mano que tiene libre, la gira hasta que su cuerpo queda pegado al de él. Sin perder el tiempo une sus labios, sin importarle que los estén mirando. Ella gustosa le sigue el dulce beso, pero los recuerdos de la noche anterior hacen que se separen.

—No... tú.

Él la toma de la mano y la guía hasta una oficina vacía.

—¿Qué haces? -dice ella al ver cómo está actuando el ojiazul.

—Solo... solo escúchame -ella lo mira con detenimiento-. Mi amor, no sé qué pasó anoche. Desperté esta mañana y al no encontrar rastro de ti me puse a ver las grabaciones de la cámara... mi amor, lo lamento tanto -para ese entonces, Steve estaba derramado lágrimas-. Yo te amo, te amo más que a mi vida. Y no sabes lo arrepentido que estoy.

Sin dudar un segundo más la castaña se hunde en los brazos del capitánAmérica, limpia con cuidado sus lágrimas y une sus labios.

—Todo está bien, cariño -él le da una sonrisa débil-. Solo promete que jamás volverás  a hacer algo como lo que hiciste anoche.

—Lo prometo, corazón -y vuelven a besarse.

—Ya todos sabrán de nosotros -le susurra cuando unen sus frentes.

—Mejor para mi -responde él-. Así los demás la pensarán dos veces antes de mirarte, hablarte y coquetearte.

Ambos ríen y vuelven a unir sus labios.

One Shots. (Steve Rogers/ Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora