Steve Rogers

1.5K 112 16
                                    

Mi corazón palpitaba frenéticamente. Estaba nerviosa, mis manos temblaban y sentía mariposas por todo mi abdomen. La alarma de mi celular sonó, rápidamente la descarté regresando al silencio en el que antes estaba. Dejé escapar un suspiro antes de tomar la prueba de embarazo que estaba en el lava manos.

Cerré mis ojos al tiempo que giraba dicha prueba para poder ver el resultado. Los mantenía todavía cerrados, trataba de tranquilizarme, pero estaba tan emocionada porque la prueba saliera positiva. Abrí los ojos y ahí estaban.

Las dos líneas rosas marcadas en todo su esplendor. Mis ojos se llenaron de lágrimas, llevé una mano a mis labios, solté un grito de emoción al saber que mi sueño de ser madre junto con el amor de mi vida se haría finalmente realidad.

Estaba feliz, estaba muy emocionada, sería mamá.

Salí del baño, aún con mis lágrimas humedad debido a las lágrimas. Me acosté en la cama, procesando lo que estaba por ocurrir. Estaba feliz y muy nerviosa. Me emocionaba el solo imaginar la reacción que tendría Steve al saber que seríamos padres.

Tomé mi celular y le marqué a mis mejores amigas, era una videollamada, pues quería ver sus reacciones. Primero se conectó Nat y después Wanda, las dos estaban en sus respectivas casas. Se me hizo extraño, ya que Steve dijo que estarían en el complejo trabajando en un nuevo proyecto.

Traté de no pensar de más, pues las chicas ya estaban hablando de temas triviales. Hasta que llegó el momento de compartir la noticia con esas dos mujeres tan importantes para mí.

-¿Estás bien, __________? Te noto algo eufórica.

-Estoy bien, Nat, solo... que yo quería... quería decirles algo.

-Finalmente se van a casar -soltó Wanda, a lo que yo solté una pequeña carcajada.

-No, no es eso.

-¿Entonces?

No dije nada, solo volteé la cámara de mi celular, la prueba de embarazo se enfocó haciendo más fácil ver las dos líneas marcadas. Vi que los ojos de las dos vengadoras se abrieron enormes, haciéndome reír, después los gritos y felicitaciones no se hicieron esperar

-¡¡No puede ser!!

-¡Voy a ser tía, que emoción!

-¡FELICIDADES!!

-¿¡Hace cuánto que lo sabes!?

-Estoy en shock.

-¿Steve ya lo sabe?

-¡¡SERÉ TÍA!!

-¿Ya sabes si será niño o niña?

-Pido ser la madrina.

Las dos chicas no dejaban de hablar, haciendo que mi sonrisa fuera llena de amor y calidez, jamás había sentido tanta emoción como verlas a ellas emocionadas por mi bebé. Pero ahí estaban, casi casi queriendo meterse en su teléfono celular para traspasar y estar sobre mí en estos momentos.

Después de estar al teléfono con las chicas por aproximadamente una media hora, finalmente terminé la llamada. Estaba nerviosa, al menos las chicas habían reaccionado de buena manera. Y eso me había llenado el corazón, lo sentía calido. Al igual que ellas yo ya me imaginaba como seria mi bebé.

Tal vez sacaría el cabello rubio como su padre, mis pecas, o el cabello color canela igual a mí, sus ojos azules cual zafiro. ¿Tendría ese pequeño lunar que yo tengo en mi labio? Ya quería saberlo.

Mi novio lo haría de igual manera, de eso estoy segura, pues todo el mundo sabe que lo que él más quiere es formar una familia.

Me convertiría en una esposa.
Una compañera.
Una madre.

Tratando de distraer un poco los nervios, fui hasta la cocina. Nada haría esto más especial que hacer la cena favorita del padre de mi bebé. Y la tarde se me fue en un párpado. Subí a la habitación que compartía con mi novio, me fui directamente ha darme una ducha rápida, pues Steve no tardaría mucho en llegar a casa.

Dios, mi bebé... jamás creí que me convertiría en mamá. Este pequeño ser que hace unas horas no sabía de su existencia, ahora se había convertido en mi todo.

Al terminar de darme la ducha y ponerme mi ropa para andar en casa, me fui hasta la sala en donde se había quedado la prueba. Mi pecho se comprimia en felicidad pura cada vez que mis ojos se centraban en las dos líneas ahí marcadas. Tomé la prueba de embarazo y la guardé en una pequeña cajita. Mis nervios hacían temblar mis manos.

La puerta se abrió, y mis nervios aumentaron considerablemente. ¿Tan rápido había pasado el día? Al parecer lo fue, ya que Steve ya había llegado de su trabajo.

—¡Amor! Que bueno que llegaste -salté a sus brazos, pero su mirada lucia agotada-. Preparé tu favorito. Si quieres puedes ir a darte una ducha en lo que yo termino de servir los platos, ¿Mmmm, qué dices, te gusta la idea?

—Como sea -pasó de mí sin agregar algo más.

Fui a la cocina para terminar de acomodar todo. Normalmente no tenía esa actitud, pero estaba segura de que al saber que nos convertiremos en papás, todo mejoraría. Tomé la pequeña cajita dorada que contenía la prueba que reflejaba mi enorme felicidad.

Escuché pisadas tras de mí. Al girar sobre mis talones vi que él estaba ahí de pie. Frunci el ceño al ver su cara. Algo andaba mal con él, lo podía sentir.

—Cariño, ¿estás bien?

—Quiero terminar.

Soltó... sin más.

Mi corazón dolió al escuchar sus palabras, mi estómago dió un vuelco, mis ojos ardieron. Y él... estaba ahí, como si nada estuviera pasando. Podría jurar, que también el corazón de mi bebé también se había roto.

—¿Qué? -logré decir.

—Quiero terminar con esto. Hace tiempo que no estamos bien, solamente lo que no me ha dejado terminar definitivamente con esto es el sexo... pero, la verdad es que ya no quiero seguir más con esto, __________, ya no quiero.

—Steve... tú...

La caja que tenía en mis manos cayó al suelo, al igual que mis lágrimas iniciaron a descender sobre mis mejillas.

—¿Qué es esto?

Miré como él se agachaba y tomaba entre sus manos la caja que antes había estado en las mías, pero no me pude mover, no pude hacerlo. Mi corazón dolía lo suficiente como para dejarme inmóvil.

Vi como Rogers abría el obsequio que le pertenecía. Vi como sus ojos cerúleos se abrían y una sonrisa se formaba en sus labios, aquellos zafiros fueron hasta encontrar los míos. Seguido de eso, solo sentí sus brazos alrededor de mi frágil cuerpo.

—¡Amor!

Un beso fue a parar a mi cabeza. Finalmente mi cuerpo reaccionó y me quité de ahí. Él trató de volver a tomar mi mano, pero me logré quitar a tiempo. Mis lágrimas no tardaron nada en salir de mis ojos.

—No me toques.

Pero aún así trató nuevamente de acercarse a mí. Yo di media vuelta y me fui directamente a las escaleras, pero su mano volvió a impedirme avanzar.

—Cariño, yo...

—Cariño y una mierda, Rogers -solté con rabia. Lágrimas caían y rodaban por mis lágrimas.

—Amor... lo siento. No lo decía en verdad.

—¿Y tú esperas que me crea esa mierda? Dijiste que desde hace tiempo que estabas pensando en esto, pues bien, te daré lo que querías.

—¿Qué pasará con el bebé? Piensa en él.

—Voy a tener a este bebé, si tú quieres formar parte de su vida, adelante. Pero si eso es lo que piensas de nuestra relación, no tengo porqué quedarme ni un maldito segundo más.

Gracias al cielo, Rogers no hizo más para detenerme, y estaba destrozada, pero... no todos los cuentos de hadas terminan bien... al menos no fue el caso de nuestra relación. Aún así, una parte de mí, estaba agradecisa con Rogers, sin él yo no hubiera tenido ña oportunidad de ser madre. Eso siempre se lo agradecería.

One Shots. (Steve Rogers/ Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora