Steve Rogers

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—¡Es que actúa raro, ya no hablamos, ya casi no esta en casa, Nat!

—Primero. No me grites, mocosa. Segundo a veces las personas simplemente no están destinadas a quedarse juntos, __________, pero tú y él tienen la ventaja de que los dos se aman.

La castaña se quedó callada, repitiendo en su cabeza las palabras que su amiga pelirroja le dijo sin una pizca de duda. Mordió su labio para después soltar un suspiro. Se dejó caer de espalda por la pared del gimnasio. Natasha quien estaba a unos cuantos pasoa de ella, dejó de cruzar sus brazos y caminó hasta sentarse al lado de su amiga.

—Escucha, tú y Rogers se quieren. Solamente que él no sabe como demostrarlo. No quiero que salgas lastimada, ________

—¿Más? -preguntó en un tonto sarcástico, al mismo tiempo en que soltaba una risita-

—Mira. Tú le estás demostrando interés, cariño, amor, tiempo y dedicación, ¿él lo hace? Porque yo no veo que un día salga de la boca de Steve un "Oye, vamos por un helado", siempre eres tú la que hace esas cosas. No todos tienen el mismo corazón, ni los mismos sentimientos. Deja de demostrar en donde no te muestran nada.

—Yo jamás dejaría que algo o alguien te hiciera daño, Nat. -soltó de la nada- ¿Y tú nunca dejarías que alguien me lastimara, verdad?

Natasha sin decir más se levantó y se fue de ahí. La castaña sabía que su amiga no era muy fan de demostrar su cariño a las demás personas, pero eso no le molestaba, ya estaba acostumbrada a su duro exterior.

Al escuchar esas palabras de su amiga supo que ella tenía razón. Lo cual no era algo raro viniendo de Romanoff. Tomó su teléfono celular, buscó en la lista de contactos hasta dar con el que buscaba.

Esperó a que la otra persona respondiera. Bastó con tres sonidos y la voz del rubio se escuchó del otro lado de la bocina.

—¿Diga? -se escuchó que dijeron-

—Steve, necesito hablar contigo.

—¿Ahora? Escucha estoy bastante ocupado con otras cientos de cosas más importantes. No tengo tiempo para tus niñeras, _________.

—Cierra de una vez tu maldita boca. No te estaba preguntando si tenías un maldito segundo para mí, te lo estoy diciendo ahora. ¡Vamos a hablar de esto quieras o no, Rogers! Te espero en el departamento en menos de veinte minutos.

La castaña dejó salir el aire después de haberle colgado la llamada al chico. Tomó sus cosas y se fue directamente a el departamento que compartía con Rogers desde hace tres años. Caminó hasta ahí, pues quería pensar las cosas, no quería tomar una mala decisión sobre lo que estaba pasando, su relación estaba a juego y a nada de romper, pero eso era lo que ella estaba evitando a toda costa.

Al llegar subió por las escaleras en forma de caracol, hasta su piso, metió la llave, hizo girar la perilla y entró. Estaba por cerra la puerta cuando sintió como alguien más la empujaba para evitar que se cerrara por completo. Era Steve, quien traía puesto unos vaqueros azul marino, una camiseta blanca y un suéter azul marino igual.

Al entrar lo primero que hizo fue quitarse el suéter.

—¿Y bien? ¿Sobre que cosa quieres hablar ahora?

—¿Qué es lo que ocurre contigo, Steve? Últimamente estás a la defensiva. -dijo con voz calmada-

—Pasa que estoy trabajando, luego me llama la loca de mi novia y me hace salir por un berrinche suyo. -soltó con desprecio-

One Shots. (Steve Rogers/ Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora