—Por favor -volvió a hablar Wanda-, cariño, debes de pedirle el divorcio.
—No puedo hacer eso -respondió la pelinegra bajando la mirada, no queriendo que sus amigos observaran su debilidad.
—¡Pero claro que puedes, ________, todos te apoyaremos, no estarás sola. No lo necesitas, entiende por favor!
Largando un suspiro, los ojos marrones de la mujer recorrieron la pulcra habitación en la que estaba, estana decorada de manera minimalista, lo que le daba un toque de elegancia a la misma, había una pequeña maceta que daba vida al cuarto pálido. Y una pequeña flor morada con toques rosas estaba creciendo poco a poco.
—Estaré bien -se dijo más para ella misma.
—¿Bien? ¿Esto te parece bien? -Steve por primera vez hablaba, en su tono de voz se podía notar la clara frustración- ¿Ya te viste en un espejo? Ese imbecil te dejó completamente hinchada, tus labios estan más blancos que una hoja de papel, ni siquiera puedes abrir bien tu ojo izquierdo. ¿Al menos sabes cuanta sangre perdiste? Ese tipo quería matarte, ¿y tú dices que estarás bien?
—Steve -lo calmó Natasha, le dió una mirada severa, el oji azul respiró hondo y no volvió a decir palabra alguna.
—Yo sé que no debió de hacer eso, pero...
—¿Pero? No puedo creer esto. ¿Después de como te ha dejado ese idiota vas a defenderlo?
—Yo... yo solo...
—Está bien, _______, linda, cálmate, si no quieres que hablemos de eso en este momento te entendemos. Pero también piensa en que lo hacemos porque nos preocupas y queremos que estés bien, ¿sí? -con cuidado y amor, Wanda tocó la mejilla de su amiga.
Mientras que nuevas gotas de lluvias, recorrían sus pomulos, dejando a su paso, piel limpia, por el resto de su cara estaba sucia por tierra, sudor y sobre todo ese líquido rojo; sangre.
Los vengadores se quedaron un rato más, a excepción del rubio, él salió de ahí pues no soportaba el ver el estado en que se encontraba _______, era muy difícil ver su situación... y peor aún, que ella aún se negaba a dejarlo.
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—¿Creen qué deba de dejarlo? -sus grandes y hermosos ojos fueron en busca de los de su amiga Sokoviana y los de la Rusa
—No somos nadie para decirte lo que debas de hacer con tu vida o no. Pero... dado que no es la primera vez que lo hace... es mejor que te alejes de él.
—Nat y yo estaremos ahí para ti, te ayudaremos y cuidaremos. Prometo que estarás mejor sin él.
Las palabras de sus amigas hacían eco en su mente. Repitiéndose una y otra vez, hasta que finalmente se armó de valor y dmse dijo así misma que nadie la volvería a humillar tanto como ese tipo lo hizo, no más golpes, engaños y malos tratos, no más.
