Steve Rogers

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—¿Y entonces por qué no solo hablas con él?

—Te juro que lo he intentado, pero, simplemente no se ha dado la oportunidad. Hace mucho que no tenemos una conversación normal, hay días en los que solamente ni nos dirigimos la mirada, Wanda, siento... siento que lo estoy perdiendo.

—Escucha, hemos estado algo ocupados, pero créeme, Steve aún te ama -Natasha coloca delicadamente su mano sobre el hombro de la castaña, pero ésta solamente se dedica a mirar el piso.

—Sí, eso lo sé de sobra, chicas, de verdad que lo sé. Soy paciente con él, pero... parece que ni siquiera quiere estar cerca de mí. No duerme en nuestra cama, se queda en el sofá... y aunque yo quiera pensar que todo está bien, no puedo evitar sentir dolor al verlo tan alejado de mí. Hay días en los que ni siquiera llega a nuestra casa, y si llega... es como... como si de todas formas no estuviera ahí conmigo.

Las lágrimas ruedan sobre sus mejillas. El dolor quema desde lo más profundo de su alma, siente como el corazón se le abre con solo recordar esas frías noches que pasó sola en su recámara. Esas tardes en las que dejaba un mensaje de voz que jamás sería respondido. Las veces que se quedó despierta hasta tarde con la esperanza de poder ver a su novio, mismas veces en las que el pelinegro simplemente no llegaba a la casa.

—Hey, no llores, todo estará bien, ________. Debe de haber una explicación, tal vez solamente está algo estresado. Tenemos muchos proyectos de nuevas misiones que debemos de revisar -Sam, que en ese momento entraba a la habitación, y escuchaba parte de la conversación de las féminas, acarició la cabeza de la chica. Ella rápidamente levantó la mirada hasta él.

—¿Sam, qué haces aquí? -estaba confundida.

—¿De qué hablas? ¿Quieres que las deje a solas?

—No, no, no, no es eso. Es que yo... -pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta.

—¿Tú qué?

—Creí que tú y Steve saldrían. Él me dijo que... que tenían que ir a una misión algo en otra ciudad. Creí... que era hoy se irían. Dijo que era de suma importancia.

—¿De qué hablas? No hay misiones hasta próximo aviso.

El corazón de la castaña volvió a romperse un poco más de lo que ya estaba. Sus lágrimas dejaron de salir, pero aún sentía en su pecho el dolor que aquella confesión había causado. Un dolor horrible. Se levantó con cuidado de donde estaba.

—Yo tengo que irme -tomó su bolso, estaba dispuesta a salir e ir hasta el lugar que compartía con Rogers, estaba realmente muy abrumada.

—__________, espera, ¿a dónde vas?

—Solo quiero ir a mi casa, necesito descansar un poco es todo.

—Te acompañamos -mencionó Natasha al tiempo en que se levantaba-. Vamos, Wanda.

—Nat, Wanda, Sam, estaré bien, solo quiero estar un rato a solas. Necesito pensar algunas cosas y... me vendría bien estar sola.

—Puedes marcarnos en cualquier momento y nosotros iremos.

—No hace falta. Pero gracias -como pudo, se las arregló para darles una sonrisa, no era la mejor de todas, pero sabía que debía de hacerlo.

De camino hasta la casa que compartía con el super soldado, su mente comenzaba a divagar por los recuerdos más preciosos que habían vivido los dos. Como en aquellas mañanas que al despertar encontraba a Steve sin camiseta en la cocina, preparando el desayuno para ambos, o esa vez que fueron a su primer viaje juntos, todavía podía sentir la brisa de aquel día nublado y podría jurar que olía también la tierra mojada, no pudo evitar sonreír ante aquellos hermosos momentos que compartió con él.

One Shots. (Steve Rogers/ Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora