Capítulo 8

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La radio de su alcoba estaba encendida, más no estaba prestando atención.

Miraba algún punto del mueble en el que se encontraba el artefacto.

Había hecho todos sus deberes durante la mañana, y en la tarde decidió descansar un rato en su cama.

Se sentía tranquilo, su corazón latía en calma y sus pensamientos giraban en torno al bosque.

Las hojas, el sonido, el sol, el agua. Sus risas.

Sus ojos.

—Ya que no estás ocupado, supongo que puedo venir a molestarte.— Olivia entró sin siquiera tocar la puerta.

—Claro pasa, hermana... ¿Para qué están las puertas?... Claro, para pasar como si fuera la reina, JiMin.— habló con sarcasmo el chico pelinegro, respondiendo sus propias preguntas.

—Me alegra que sepas que soy una reina.— habló con aires de superioridad —Pero a eso no vine.— y cerró la puerta, quedándose dentro con un suspenso de muerte.

El chico se sentó en la cama, esperando a lo que viniera de la boca de la adolescente.

—Iré al grano... ¿Qué es esto?— lanzó algo metálico en su dirección.

JiMin apenas lo atrapó —Podrías al menos avisar que vendrás a matarme.— se quejó y luego miró el objeto entre sus manos.

Hizo una mueca de confusión —Es un corazón de plata ¿No crees, genio?— habló con sarcasmo.

Pero continuó viéndolo detalladamente.

—Eso ya lo sé, tonto... Me refiero a ¿Quién te lo dió?— preguntó con obviedad.

—¿A mí?— negó —Esto no es mío, es la primera vez que lo veo.—

—No soy idiota, JiMin, no quieras verme la cara; lo encontré en tu pantalón.— se acercó a la cama, viéndolo fijamente para ver si mentía.

—Estoy diciendo la verdad, no se de donde salió esto, de todos modos ¿Cuál pantalón?— preguntó con curiosidad.

—Estaba en el suelo, envuelto en una manta.— señaló al lado del closet.

Los ojos de JiMin se abrieron exageradamente —Mierda...—

—No digas malas palabras.— reprochó la chica.

Pero el pelinegro se quedó mudo. Eso no era suyo.

Recuerda que no revisó la ropa, pensó que la nota era lo único que vendría. Entonces miró el dije de plata.

Había algo dentro, necesitaba una pequeña llave.

La inicial escrita fuera, a quien se refería.

¿Su nombre o el apellido del chico?

—¿Entonces...?— preguntó Olivia, trayéndolo de regreso.

—Lo había olvidado, lo compré a una señora que vendía objetos viejos en la ciudad; dijo que era muy valioso, pero yo... Lo había olvidado.— lo envolvió en su palma.

—Pensé que finalmente traerías una cuñada, aunque igual pensé que era raro que fueras a regalarle tu inicial.— se encogió de hombros, tragándose la mentira al parecer.

Rió falsamente —Eres tan graciosa, Oliv.—

—Ja ja, si.— respondió con el mismo sarcasmo mientras salía de la habitación, entonces antes de cerrar asomó su rostro —No te creo nada, incluso te sonrojaste, sabes que puedes contarme.— sonrió y cerró.

𝙵𝚛𝚎𝚎𝚍𝚘𝚖 | Hopemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora