Capítulo 11

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Quedaban pocas cosas por hacer esa mañana, nada se había complicado aún.

Mantuvieron bajo control las plagas, los partos habían sido bien atendidos.

Las nuevas siembras empezaron a brotar y eso era buena señal. La lluvia había hecho bien su trabajo, junto al abono que habían esparcido.

—Cooky, creo que moriré solo.— acarició el pelo del conejito que andaba correteando por su habitación y ahora estaba hecho una bolita sobre la cama de JiMin —¿Alguna vez te gustó alguien? A mí, no.—

Continuó con aquella conversación unilateral. El conejito solo movía la naricilla, olfateando por más zanahorias.

—Debe ser fácil para ti, solo tienes pensamientos en torno a la comida.— suspiró en derrota —Estoy tan confundido, quisiera que alguien me dijera lo que no estoy viendo correctamente.—

—¿Qué te parece si mejor dejas de hablar con esa fea bola de pelos y me ayudas con las compras en el pueblo?— la voz de su madre hizo que se cayera de la cama del susto.

Se levantó con el cabello todo desordenado, mientras miraba a su madre por encima del borde de la cama.

Se tapó el rostro con una mano, mientras tomaba con la otra su pecho. Al mismo tiempo sintiendo vergüenza, al no saber cuánto tiempo llevaba su madre escuchando.

—Sería buena idea que la próxima vez avises.— sugirió y acomodó su cabello frente al tocador.

—Sería aún mejor si dejas de hablar solo o con tu conejo... Cooky no entiende nada de lo que dices.— la mujer mayor se burló un poco.

JiMin la miró entrecerrando los ojos —Eso tu no lo sabes, parece prestarme mucha atención.—

—Dile eso a la zanahoria en el bolsillo de tu camisa.— Marie soltó una carcajada, cuando miró el rostro incrédulo de JiMin —Ven, vamos al pueblo; hoy es día de compras.—

El pelinegro se iba a negar, porque su madre siempre tenía interés de sacarlo de su habitación y llevarlo al centro.

Pero esta vez, el pensamiento llegó antes de que se negara.

"Mañana no vendré, estaré ocupado en el pueblo."

—Claro que iré, mamá, tengo que comprar algo.— sonrió en grande, haciendo que la mujer adulta se asustara un poco.

—Algunas veces me das miedo, JiMin.— se alejó por el pasillo.

El chico negó, aun sonriendo.

Miró a Cooky aun sobre su cama —A esto me refiero... ¿Qué es este interés inmediato por mirarlo?—

Se puso una mejor vestimenta, nada exagerado. Realmente no quería verse como si fuera a encontrar a alguien, porque no era así.

No.

Los jeans siempre formaban parte de su vida cotidiana, aunque por obvias razones, tenía ropa que utilizaba solo en la granja.

Para evitar andar oliendo a vaca o estiércol. Eso era lo último que quería.

Realmente todos decían que es demasiado aseado para vivir en la granja. Así como su piel blanca, que pasa horas bajo el sol.

—¡JiMin, es hora de irnos!— el grito femenino desde la primera planta, lo sacó de sus pensamientos.

Bajó a paso rápido, no sin antes, cerrar la puerta de su habitación para que Cooky no anduviera por toda la casa y terminara por comerse los cables del televisor, además de terminar como una bola de pelo electrocutada.

𝙵𝚛𝚎𝚎𝚍𝚘𝚖 | Hopemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora