Capítulo 23

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Mostrándome algunas fotos de un álbum bastante viejo.

Señaló la foto de una bebé —Marie West, nació una hermosa bebita en el otoño de 1940.—

—Mamá.— pasé mi dedo sobre la vieja foto a blanco y negro, que estaba cubierta por un plástico. Sonreí, mirando algunas facciones parecidas a la mujer que es hoy.

—Hermosa, ¿Cierto?— preguntó.

Asentí, mirando aún la imagen. Se había convertido en una gran madre.

Avanzó sobre otras fotos, mostrando el crecimiento de una sola persona: Mamá.

Bebé, niña, adolescente, adulto medio y esposa. Por último, madre, una foto cuando logró la adopción de todos sus bebés, como suele llamarnos.

—¿Por qué me enseñas fotos de mamá?— le pregunté.

Sus ojos brillaban, como si fuera a llorar —Porque la historia que voy a contarte empieza entorno a ella... De quien me enamoré, visitándola en el bosque todas las tardes.— era la primera vez que miraba a papá sonriendo de un modo tan cálido.

Como cada año desde que eran niños, se estaba celebrando la feria de verano

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Como cada año desde que eran niños, se estaba celebrando la feria de verano.

El entusiasmo de los, ahora jóvenes adultos, no podía ser mayor. Solo pensaban en jugar a los dardos, para conseguir premios y así, dárselos a la chica de la que gustaban.

Y no era diferente para John Shelby, que, aunque había cumplido 21 años y su padre le había heredado la granja, igual no se perdió la oportunidad de visitar la feria.

Sabía que vería a HaNeul, y este año, estaba decidido a declarársele.

Finalmente había logrado llevar la granja Shelby al puesto número uno y estaba seguro de que HaNeul lo aceptaría sin dudarlo.

Que ingenuo fue.

Cuando finalmente tomó el valor de hablarle, la encontró besándose con quien se supone, es su mejor amigo.

JiHoon Jung.

Ese chico coreano que había heredado la granja Jung, hacía un año de eso y había logrado hacerla surgir, más no al puesto número uno.

Pero Shelby había logrado ello, en tan solo unos meses. Todos decían que el potencial que tenía para llevar una granja, era increíble.

John entendía que quizás su amigo tuviera envidia, más no pensó que tendría el valor de robarle a la chica de la que sabía que estuvo enamorado desde los quince.

Nunca se consideró un as en lo que a amor se trataba. Y por ello, perdió la oportunidad.

Pensó que era el único dolido en ese momento, pero cuando se giró para salir de aquella carpa, se encontró una mirada de ojos esmeralda, inundada en lágrimas de puro dolor.

𝙵𝚛𝚎𝚎𝚍𝚘𝚖 | Hopemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora