𝙵𝚛𝚎𝚎𝚍𝚘𝚖 | Hopemin |

Capítulo Final

JiMin había pasado fuera de su casa todo el día. Y eso en cierto modo me hacía sentir incómodo.

Incluso si sus padres me permitían quedarme y eran muy amables, no podía continuar sintiéndome fuera de lugar.

Ahora era un completo inútil en esta familia. Viviendo en una casa a la que no estoy aportando nada.

Siendo sincero, desde el día que empecé a quedarme ahí quería hacer muchas cosas. Empezando por ayudar en los quehaceres de la granja Shelby, pero era tan extraño lo que sentía.

Se trataba de un cansancio que no provenía de mi cuerpo, si no de mi mente. Mi corazón se siente pesado.

Era una tristeza que antes no había sentido. Era el peso de las palabras que papá utilizó para referirse a mí.

No podía evitar decepcionarme más si era posible.

Y, a pesar de mi incomodidad al no hacer nada, también entendí que debía descansar por un momento.

Detenerme a pensar. Porque ahora no tengo nada de lo que tenía antes.

Pero si tenía a JiMin, y a su amable familia, cuidándome. Mientras recuperaba un poco de todo lo que había dejado en el camino.

Y fui consciente de eso, una semana después de pasar viendo la ventana y desahogándome en el silencio que me permitió JiMin. Agradecía el modo en que ambos siempre parecíamos congeniar en saber lo que necesitábamos.

Esa mañana me reí, por su delicada figura siendo siempre lo que el imán de mis ojos seguía. Algo se traía entre manos ese hermoso chico travieso.

Su constante presencia durante el día, había sido echada de menos. Incluso cuando su día era ajetreado encontraba un momento para pasar a preguntar cómo me encontraba.

Pero ese día en específico no había llegado. Suspiré viendo por la ventana nuevamente, escuchando todos lo sonidos que producían los insectos nocturnos.

Era pasada la medianoche, cuando JiMin entró a su habitación. Encontrándome en su cama, viendo por en medio de las cobijas, sus pasos sigilosos.

Se despojó de su ropa, quedándose en su ropa interior. Por la luz que entraba por la ventana podía mirar el cabello de su flequillo, húmedo. Mientras lo frotaba con una toalla.

Probablemente había tomado una ducha antes de entrar a la habitación.

Se acercó a la cama y con mucho cuidado, se metió en medio de las frazadas. Cuando estuvo completamente acostado, escuché un suspiro de su parte.

Me giré, para esta vez quedar frente a él. Aunque mantuve mis ojos cerrados.

Me acerqué y lo jalé por la cintura hasta tenerlo completamente pegado a mí. Olfateé su piel del cuello.

Encontrando allí esa tranquilidad que necesitaba.

Necesitado de su presencia.

Lo empujé, y sigiloso, me coloqué sobre su cuerpo apoyándome sobre mis brazos para no aplastarlo. Y me acomodé entre sus piernas.

Continué besándolo, y dejando pequeños mordiscos sobre su piel. Evitando dejar marcas que luego pudieran incomodarlo.

—Pensé que dormías...— susurró sobre mi oído, mientras soltaba pequeños jadeos por mis acciones sobre su piel.

Negué, solo alejándome para mirarlo —Te extrañaba, y solo ha sido un día.—

Me acerqué para besarlo, pero me detuvo para preguntar —¿Cómo te sientes?—