Capítulo 3

105 29 5
                                    




El peso de su cuerpo quedó en mis brazos.

Dándome cuenta de lo pequeño que era, entre ellos.

Lo atraje a mi pecho y pedí rápidamente a los demás, que ayudaran a preparar mi alcoba.

Mirándolo ahora entre las colchas de mi cama, sentí que se me oprimía el pecho.

Tenía muchas preguntas.

¿La razón de llegar de aquella forma a mi terreno? ¿Por qué se arriesgó a entrar? ¿Solo para entregar a Yules?

Para ello podría haber llamado para que alguien lo fuera a recoger.

Miré su rostro. Ya tenía una poco más de color en su piel cremosa.

Había cambiado toda su ropa, no tuve opción, excepto la interior. Estaba empapado de pies a cabeza.

Le había puesto lo primero que encontré en mi closet, sonreí cuando miré lo largos que le quedaban los pantalones.

—¿Aun no despierta?— preguntó mamá en un murmullo, en cuanto se asomó a la puerta.

Negué —Y no creo que lo haga hasta dentro de unas horas, parecía exhausto.—

—Solo espero que JiHoon no regrese de la ciudad antes.— murmuró.

Papá no se tomaría tan bien que JiMin esté aquí. De mi parte me da igual, después de todo incluso salvó a Yules.

—Deberías ir a dormir, en la mañana tienes mucho que hacer.— sugirió mamá y se fue.

Pasaba de la media noche, me había quedado a revisar si al menos se movía, pero solo se mantuvo quieto.

Giré mi rostro en dirección a JiMin. Prestando atención a su respirar tranquilo y a las facciones de su delicado rostro, siendo iluminado solo por la lámpara de mesa.

Sus pestañas reposando suavemente en sus mejillas rosadas, la pequeña nariz que parecía casi no existir, y sus grandes labios acompañando su pequeño rostro.

Era casi como un pequeño sueño de porcelana.

Haría lo posible porque papá no se dé cuenta. No quería problemas entre nosotros.

Sin darme cuenta, me había quedado dormido en el borde de la cama. Aun sentado sobre una silla y mi espalda encorvada sobre la cama.

Me levanté lentamente, escuchando todo lo que había dentro, traquear y crujir como un mueble viejo.

Joder, algo tuvo que salirse de lugar o intercambiarse. Dolía como si hubiera recibido un fuerte golpe en la columna.

Sobé la parte adolorida, y me estiré como un gato.

—¿Terminaste?— habló una suave y al mismo tiempo ronca voz.

Me exalté, casi cayendo de la silla. Miré a mi cama y allí estaba JiMin.

Acostado entre mis sabanas, mirándome.

Entonces sonrió —El que debería estar asustado soy yo, ¿No crees?—

—Lo siento, olvidé que estabas aquí.— rasqué mí nunca, sintiendo la vergüenza haciéndose presente en mi cara.

Miré que tomó el borde de la sabana y revisó su cuerpo, me miró rápidamente.

—¿Quién me cambió de ropa?— sus ojos aparecieron más de lo normal.

—Quien más...— murmuré.

—Tu... Oye, que atrevido.— me señaló acusadoramente.

—¿Querías que mojara mi cama con tu ropa? Además, estabas sucio y odio la suciedad.— respondí, sin darle a entender que me preocupaba su bienestar. ¿Por qué mentí?

𝙵𝚛𝚎𝚎𝚍𝚘𝚖 | Hopemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora