† 29. Segunda parte †

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Capítulo 29
Y TODO SE FUE A LA MIERDA MUY RÁPIDO.

Dipper.

— Mañana hay partido — Brandon nos informó, llevándose un Cheeto a la boca, luego se lamió los labios gruesos para quitarse las migajas. No noté que se los estaba observando hasta entonces. Me aclaré la garganta y desvié la mirada a mi malteada de oreo — ¿Van a venir?

— Por supuesto — dijeron Leonardo y Alice al mismo tiempo, compartiendo unas donas.

Estábamos reunidos en la dulcería a la que solíamos reunirnos muy seguido, platicando sobre temas sin sentido, como siempre hacíamos después de clases. No estábamos poniendo al día, porque hacía semanas que no nos reunimos. Tal vez desde que yo empecé a frecuentar a los gemelos, y Brandon decidió alejarse del grupo.

— ¿Son las eliminatorias, cierto? — Sabrina preguntó, y justo cuando levanté la vista a Brandon, noté que me estaba mirando.

— Así es — respondió, sin apartar sus ojos de mi figura —. Si perdemos mañana, estamos fuera del torneo. Necesito ganar sí o sí.

En la voz, se le notaba la emoción. De sobra sabía lo que esto significaba para él. Los caza talentoso estaban de partido en partido; las becas universitarias estaban en puerta, y su siguiente paso – su siguiente gran sueño – era la NBA. Él tenía talento. No dudaba ni un segundo de su potencial.

— ¿Estarás ahí? — Levantó una ceja y esperó mi respuesta. Lo cierto es que había faltado a varios de sus juegos. Y uno tan importante como ese, no me lo iba a perder por nada.

— Cuenta con eso — le regalé un guiño y luego me llevé el pitillo de mi batido a la boca. Brandon vio cuando le di un sorbo, y entonces me sonrió.

— ¿Contra quién jugarán? — Alice se interesó, ganándose la atención de nuestro amigo.

— Contra los Alcones del Sur. Están invictos. El equipo está un poco nervioso — él respondió —. Pero sé que vamos a ganar. Tenemos qué ganar.

Brandon empezó a contar algo que ya sabíamos. Arturo Black iba a estar ahí, en el partido. Era uno de los caza talentos que habían llegado a Sherwood para darle la oportunidad a las grandes futuras estrellas del baloncesto.

Justo cuando la conversación fue dirigida a la fiesta de disfraces que teníamos planeado dar en la casa de Sabrina, mi antojo de más dulce hizo una reaparición. Busqué a algún camarero que me atendiera, pero solo vi a una chica detrás del mostrador, limpiando su área de trabajo. Estaba tan concentrada en su tarea que no levantó la vista, obligándome a acercarme a ella.

Le pedí otro batido de chocolate con oreo. Luego, la vi desaparecer por una puerta. Mientras esperaba a que trajera mi delicioso batido, agarré una pajilla colocada en un contenedor sobre el mostrador, y empecé a juguetear con ella.

Justo entonces, por mi mirada periférica, noté un movimiento rápido seguido de una ligera brisa. Al mirar, noté que Dominick Swinner estaba a mi lado, luciendo su uniforme increíblemente acomodado. Luego sentí la brisa del otro lado, y me encontré con Günther Swinner. Traía su uniforme hecho un caos, como era su costumbre. La camisas afuera, la corbata suelta y el cabello caído hacia adelante; el cuello de su camisa estaba tan abierto que mostró la tinta negra en su piel blanca.

Mi vista volvió rápidamente al frente y me mordí el labio con nerviosismo. Estaba en medio de ambos, y no pude evitar cuestionar qué estaban haciendo ellos ahí. ¿Desde cuándo a los vampiros les gusta lo dulce?

Infierno, la maldición Swinner © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora