† 06. Fiesta en el lago †

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Capítulo 6
FIESTA EN EL LAGO.

Dipper.

Mamá me ayudó a preparar un hermoso pastel para la fiesta que se llevaría acabo ese día en la noche. La mezcla quedó deliciosa, y el olor solo lograba activar mis ganas de comerlo. Sin embargo, aún no estaba listo, faltaba la decoración.

Mi madre es muy buena en la repostería, y me instruyó para hacer mi primer pastel con decoración. Estaba feliz, y mi alegría crecía más, a la par en la que la decoración tomaba forma. 

— ¿Ese pastel es para la casa? Se ve bueno — fue lo primero que dijo papá al entrar a la cocina. Sonreí orgullosa, sosteniendo la maga pastelera rellena con crema, con la que estaba terminando de preparar mi postre.

Miré a mamá, la cuál estaba a mi lado, luciendo un vestido discreto pero hermoso, ceñido al cuerpo. Su maquillaje era sencillo, al igual que su peinado.

— ¿Lo preparaste tú, amor? — Siguió papá, colocando el arma sobre la mesa y acercando un dedo peligroso hacia el pastel. Adivinando sus intenciones, lo golpeé en la mano con suavidad, prohibiéndoselo sin palabras que lo tocara.

Papá me miró, entre sorprendido e indignado.

— ¿Me golpeaste, Dipper? — Cuestionó, viéndose divertido.

Asentí.

— Sí. Y no lo hizo mamá, lo hice yo. — Volví a sonreír, orgullosa.

Papá cambió de expresión

— ¿Irás a envenenar a tus compañeros en esa fiesta? — Sabía que bromeaba, pero igual rodé los ojos y seguí con mi decoración, sonriendo un poco.

— No sea cruel con Dipper, amor. — Pidió mamá, sonriente, llevando la taza de café a los labios perfectamente pintados —. Y te he dicho miles de veces que no puedes dejar esa cosa en cualquier lado. Ve a guardarla — ordenó, señalando el arma colocada aun sobre el mesón.

Papá asintió de inmediato, haciendo una seña militar, agarrando el arma y perdiéndose de la cocina.

Una vez que terminé con la decoración, mamá se ofreció a ayudarme a limpiar todo mientras yo me duchaba y arreglaba. Dejé mi cabello oscuro suelto y me coloqué un vestido con unos botines bajos del mismo color, y decidí no usar maquillaje. La fiesta era de noche, y la vaga luz que la fogata, que siempre hacíamos, no daba una buena iluminación por lo que el maquillaje no lo vi necesario.  

Cuando estuve abajo, papá y mamá ya me esperaban.

— Recuerda las reglas. No quiero desorden ni alcohol, mucho menos drogas; iré de imprevisto para asegurarme de que todo esté en orden. Si veo alguna sustancia tóxica, Dipper, no dudaré en intervenir.

Asentí ante las palabras de mi padre, sonriendo un poco. Esas siempre fueron las reglas, y yo intentaba cumplirlas al pie de la letra pues papá era muy estricto en ese tema. Claro que… siempre encontrábamos la forma de tener alcohol y ocultarlo cuando papá cumplía su promesa y nos sorprendía en el bosque, vistiendo su uniforme.

— Y te quiero en casa temprano. Nada de amanecidas — prosiguió y yo, una vez más, asentí —. Ahora, tu madre y yo decidimos que te prestáremos mi auto por esta noche para que puedes trasladarte. Pero, por el amor de Dios, Dipper, prométeme que no beberás.

— ¡Te lo prometo, papá! — Reí. No mentía, nunca bebía.

— Bien — me sonrió y se acercó. Vi a mi madre alejarse para entrar a la cocina —. Te ves hermosa, cariño.

Infierno, la maldición Swinner © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora