† 02. Satanás tiene ojos hermosos †

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CAPÍTULO 2
SATANÁS TIENE LOS OJOS HERMOSOS.

Dipper.

"¿Viste lo guapo que son?"

"¡¿Quiénes son ellos?!"  

Eso eran lo único que lograba escuchar mientras caminaba por los pasillos atestados de alumnos.

— ¡Son muy sexys! — Sabrina gritó, abriendo sus grandes ojos de par en par mientras nos deteníamos frente a su casillero.

Brandon a su lado rodó los ojos, sonriente.

— Lo son. — Afirmó Alice — ¿Y vieron la gran entrada que tuvieron? La lluvia esperó que ese par entrara para caer. Fue una locura.

— Simple casualidad. — Brandon opinó, rodando los ojos otra vez mientras dejaba caer su brazo musculoso sobre mis hombros.

— Son solo chicos, niñas. No hay que perder la cabeza — opiné simple, rodeando a Brandon por la cintura con mi brazo en una especie de abrazo —. Aparte… no son los únicos chicos lindos en Sherwood.

— No… — Alice me dio la razón, llevando a su boca un dedo, pensativa —, pero a mí me dio escalofríos. Aparte, es extraño que no se supiera de ellos hasta hoy… con lo chismosos que son aquí en el pueblo.

Sabrina le dio la razón y yo me quedé en silencio, recordando lo que la señora Grey le había contado a mi mamá sobre los Swinner.

¿Será que los Swinner sí volvieron?, ¿serán ellos…?

Después de guardar los libros que no iba a usar en su casillero, nos abrimos paso a nuestro salón. Ya habían varias personas ahí, esperando por el profesor de castellano, y alguno de ellos me saludaron al verme. En el curso todos éramos muy unidos, todos nos conocíamos desde pequeños, algunos pocos desde que estábamos en pañales por lo que la relación era buena.

Mis amigos y yo nos abrimos paso a los asientos colocados en medio del salón y, al tomar lugar, el timbre sonó. Las personas de pie a mi alrededor se apresuraron a sus respectivos lugares, junto a sus respectivos grupos de amigos dentro del salón.

— ¡Dipper! — Escuché a Sabrina llamar a mi lado en un susurro. La miré — ¿Crees que los chicos misteriosos cursen el último año?

— No tengo forma de saberlo. — Me encogí de hombros y, cuando el profesor de planta entró, tofos guardamos silencio.

— Buenos días, clase — saludó el señor Bod, cuyo apodo era Bod Esponja y nos había dado clase cuando cursábamos el tercer año. Era un hombre bajito, de cabeza clava y sobrepeso —. Como la mayoría sabe soy el profesor Bod y seré su profesor de literatura este año. Pueden acudir a mí si tienen algún problema o…

Sus palabras fueron interrumpidas cuando alguien abrió la puerta o, mejor dicho, cuando ellos la abrieron.  

El profesor Bod frunció el ceño y todos los observamos entrar. De soslayo vi a Sabrina acomodarse en su asiento, abriéndose un poco la camisa para enseñar sus par de buenos atributos. Sonreí ante eso, rodando los ojos.

— Buenos días — habló uno de ellos, el que no tenía el tatuaje en el cuello. Su voz era ronca y gruesa, y tenía un acento extraño, tal vez inglés —. Lamentamos la interrupción. No encontrábamos el salón.

— Claro… — El profesor Bod parpadeó, notoriamente sorprendido por la presencia de los gemelos —. Por favor entren y… hagan el favor de presentarse ante la clase.

El gemelo sin tatuaje rodó los ojos, claramente molesto ante la petición de presentación.

— Hola — empezó —, me llamo Dominick Swinner.

Infierno, la maldición Swinner © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora