Nobles sólo por título #3

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Una chica pelinegra de cabello corto rondaba por los pasillos de lo que parecía ser una gran casa con una bandeja de vino y algo de comer, tenia una mirada de tristeza y angustia, una que traía desde que partió hasta este lugar, Siesta no se había acostumbrado en lo mas mínimo aquel sitio.

Se la había tratado bien, bastante bien de hecho, se notaba la diferencia de trabajar en una academia a la casa de un señor, aquí a todas las sirvientas se las trataba casi como si fueran de la nobleza, con buenos baños, comida balanceada, un buen lugar para dormir, un bonito aunque escotado uniforme y ciertas necesidades mas que se les brindaba, pero hasta ahí llegaba el paraíso, para todo lo demás era meramente una sirvienta, destinada a cumplir las órdenes de su señor, el conde Mott, un hombre cuya reputación y rumores lo hacían ver la persona menos apta para ser de la nobleza.

Guardia 1: Hey mira, es esa chica.

Guardia 2: Vaya que esta guapa jeje... lastima que sea del Conde.

Guardia 1: Je... lo que me sorprende es que aun no haya hecho nada todavía.

Guardia 2: Es lo de siempre, hace que se acomoden, le da cosas bonitas y luego... lo demás.

Siesta: ...

La chica era consiente de ello, todo lo bueno siempre tiene su coste, por eso no demostraba comodidad alguna por todo lo recibido, ya que si de alguna forma lo hacia, podría hacerle creer al conde Mott que ya la tenia enredada, esto lo sabia por algunas chicas que trabajaban ahí y que pasaron lo mismo y por conversaciones como los dos guardas.

Al llegar a su destino, tragó saliva y tocó la puerta.

Siesta: Dis-Disculpe... s-soy Siesta... le traje lo que pidió.

???: Pasa.

La chica abrió la puerta con todo el nerviosismo del mundo; en una silla, un hombre de ropas de noble miraba fijamente a la puerta, su sonrisa transmitía incomodidad y temor a la joven, a la cual casi le fallaron las piernas.

Siesta: C-Con permiso, señor Mott.

A cada paso que daba hacia aquel viejo la hacia sentir pavor, pavor por lo que este planeara con ella, ya que contrató sus servicios, ella había tenido encuentros bastantes incómodos con él.

Una vez llegó, le dejó la comida en la mesa y le sirvió el vino, lo hacia lo mas rápido que podía para salir, pero en ese momento el viejo le habló.

Mott: Parece que te has acomodado bien en esta mansión después de todo

Siesta: Eem... aun no me he acostumbrado al lugar del todo.

Mott: ¿Ah si?

Siesta: Bueno mi señor... aun no me acostumbro a las direcciones, me confundo a menudo y eso es un problema para mi... tal vez me tome un tiempo.

Mott: Jeje, como todos, querida Siesta, como todos... pero luego te acostumbrarás.

Siesta: Bueno yo... ¿eh?

En eso el viejo le empezó tocar parte de su muslo, lo cual agitó a la chica, casi que prácticamente la dejó en shock.

Mott: ¿Por qué tan nerviosa?... yo tengo una consigna simple con mis sirvientes... que nos conozcamos mejor jeje.

Asco, pavor, enojo, vergüenza, cientos de cosas a la vez, tanto que ahora si sentía que le iban a fallar las piernas, pero para su suerte, alguien llamó a la puerta.

Guardia: Mi señor Mott.

Mott: ¿Que quieres?, estoy ocupado con algo.

Guardia: Alguien lo está buscando.

Zero no Tsukaima - BruderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora