Festival del adios

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(A la noche)

Tras el alboroto del día y mas de una semana de trabajo, finalmente había llegado el momento, iniciando primero y como dijo Louise con Osmond haciendo un discurso de apertura en la tarima del escenario.

Osmond: Antes de empezar, quiero agradecerle a la señorita Louise Valliere, por haber tomado la dirección de esta dura empresa de organizar un festival, mis felicitaciones.

Todos aplaudieron mientras Louise que estaba parada a un lado de la tarima con Osmond, algunos miembros empleados de la academia se sintieron algo desilusionados por haber sido hechos de lado.

Marteau: No es de extrañar, solo somos peones.

Siesta: Pero la señorita Valliere expreso mucho su agradecimiento.

Marteau: Si bueno... supongo que algo es algo.

En eso Louise se acercó al director y le dijo algo en el oído.

Osmond: Ah también... le agradezco a todos sus colaboradores, a todos aquellos miembros del personal de la academia que prestaron sus servicios y miembros estudiantiles también, un aplauso de mi parte para todos en general  "Y de parte de la señorita Valliere"

Todo el mundo aplaudió, algunos miembros del personal de la academia presentes se sintieron algo avergonzados por el elogio.

Marteau: Bueno... tal vez si nos tengan en cuenta... algunos.

Kirche: Bueno, al menos no se dejó toda la gloria para ella.

También se dirigió a todos los jóvenes varones que se iban a los campos de entrenamiento al otro día.

Osmond: He de decir... que no me es fácil saber que a partir de mañana, se convertirán en cadetes... y de allí a formar parte del ejercito de su Majestad.

Las palabras de Osmond tenia un tono algo melancólico y preocupado.

Osmond: Cuando los miro, siento como si cuidara de mis nietos, espero verlos crecer y realizados como miembros de las casas de nobles mas influyentes que este mundo ha visto, tal como sus antepasados... y al verlos irse...

Para este punto Osmond ya sentía que se le salía una lagrima, pero se contuvo para que sus estudiantes no vieran una faceta tan deprimente y sentimental del duro Osmond.

Osmond: Pero se que el deber les llama y deben responder con un si rotundo, me enorgullece conocer a dicha generación de valientes tristianos, que lucharan codo a codo, que elevarán en lo alto el nombre no solo de esta academia, sino del todo el país y sus familias.

Ahora no era Osmond el melancólico, sino el resto de estudiantes, quienes se conmovían por el discurso de Osmond, los que tenían a sus novias a la par las abrazaban, los amigos se apoyaban en un abrazo de cadena, los solitarios se mantenían firmes, aunque algunos lloraban en secreto.

Osmond: Los dejo ir... con la esperanza de que volverán, todos y cada uno de ustedes, se que es una idea muy lejana a la realidad en este tipo de situaciones, pero mantendré la esperanza, se que sus familias también la mantendrán cuando vayan allá, nunca olviden eso... mientras tengan a alguien o algo por quien regresar, manténganse vivos y sirvan con honor a su Majestad, la reina Henrietta.

Tras este discurso todos alzaron un grito de victoria y el profesor Colbert, con un hechizo de fuego, encendió la pila de madera que habían hecho.

Colbert: Un gran discurso, señor Osmond.

Osmond: La esperanza es lo que nos mantiene vivos y adelante, mientras aun tengamos algo de esperanza, saldremos adelante, ¿no es así?

Colbert: Así es... sería grandioso si alguna criatura semejante apareciera dando esperanza a estos jóvenes ¿no es así?

Zero no Tsukaima - BruderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora