Lealtad y amistad #1

64 7 1
                                    

Sold. aliado: ¡Acaben con esos bastardos! ¡Adelante!

Superados en número y con fuertes bajas, los alemanes se vieron abrumados por la turba armada, en especial por los que andaban armados con espadas, lanzas y armas varias de corto alcance. Los soldados caían a una velocidad mucho mayor a la que Hans podía reponer, de hecho, él ya había enviado a la totalidad de los doscientos que tenía disponible, incluyendo a sus mejores tropas de choque y de la SS, junto a un pelotón de tanques tipo Tiger I, los cuales, con gran dificultad, formaron una línea de fuego efectiva.

Albert por su parte estaba, lidiando con la desorganizada fuerza de ataque que luchaba por su existencia, pero incluso él se dio cuenta de que era inútil seguir así.

Albert Fritz:  (Con una radio)  ¡Nos aniquilaran antes de que podamos recibir la señal de retirada!

Hans:  (Con una radio)  Saque a sus hombres de ahí, que se replieguen, vayan hacia los Tiger, vamos.

Albert Fritz: ¡Entendido!  (A los soldados)  ¡Nos replegamos a los blindados!, ¡Nos replegamos a los blindados!

Marx: No veo a Weimer, ¿qué pasó con él?

Albert Fritz: No lo sé, lo perdí de vista antes de que esa gente saliera de la nada.

Marx: ¡No podemos dejarlo!

Justo en ese momento, un soldado francés fue directo hacia ellos con rifle en mano y bayoneta al frente. Iba a por Albert, pero este se dio cuenta y lo mató con su MP 40.

Albert Fritz: Todos moriremos antes de poder ayudarlo siquiera, ahora vamos.

Marx: Pero señor...

Albert Fritz: Dije vamos.

Los solados se fueron replegando a línea de tanques, conformada por los propios tanques sobrevivientes de las primeras oleadas y las que envió Hans posteriormente. Los soldados que llegaban a la línea de tanques y aun podían luchar, se reposicionaban y empezaban a disparar junto a estos, pero aun así seguían en peligro por el fuego de la artillería, de ataques mágicos y todo lo que les lanzaran.

Como capitán de esta compañía, Hans debía hacer todo lo posible por mantenerla en la pelea y esperar la señal de la tropa de infiltración, indicando el éxito de la misión, pero esta nunca llegó, en vez de eso, en los cielos notaron algo incluso más aterrador.

Sold. alemán: No... no es po... no es posible...

Seis barcos de batalla se formaron en línea de tiro, los soldados se alarmaron pues para nada se esperaban ver algo tan surrealista con sus propios ojos. Al ver esto, Hans supo que la situación ya era insostenible, tanto física como moralmente.

Hans: Que me maten si quieren, pero esto ya es demasiado.

A pesar de las posibles consecuencias de su acto, Hans tomó el megáfono que usaba para dar las órdenes y en medio de la lluvia de fuego que venía tanto de tierra como de aire, dio la orden.

Hans: ¡Retirada! ¡Retirada! ¡Todo el mundo abandone su puesto!

No hizo falta gritar demasiado, los soldados empezaron a correr despavoridos tras escuchar aquello y tras ser atacados por los cañones navales de esos barcos flotantes. Los soldados de a pie dejaron todo y salieron corriendo, pero las tripulaciones de los vehículos blindados la vieron difícil, ya que sus vehículos eran lentos y se tardaban mucho darles la vuelta, pero no podían dejar que cayeran en manos enemigas, por lo que algunos optaron por salir y hacerlos estallar, otros como el líder del pelotón de los Tiger I que envió Hans, un tal Reinhardt, decidió sucumbir junto a su Tiger.

Zero no Tsukaima - BruderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora