Zero no Tsukaima - Bruder

Emboscada del zorro #2

(Mansión del Conde Richmont)

Una propiedad bastante lujosa con lo que cualquier persona soñaria: un buen patio, alcoba, azotea, lujosos muebles y metales preciosos que encandilan la vista, claro que para hacerse de tal lugar se necesita dinero... y en el caso su propietario se podría decir que sabia como conseguirlo y no escatimaba en métodos para ello.

Pero como toda casa de tal calibre, es un imán para asaltantes y bandidos. Esta no fue la excepción, ya que en su interior ahora había una cantidad considerable de mercenarios de Tarko para la mala suerte de los empleados y guardias. Estos mercenarios tampoco escatimaban en esfuerzos para quitarse del medio a quien estorbara, mataron a todos los guardias y metieron a casi todos los empleados, (los que no se resistieron) a una habitación aparte para que no estorbaran, al resto los pasaron por las armas.

Este fue el escenario que encontraron Agnes y Rodolfo al llegar a la mansión del hombre a quien venían a buscar.

Rodolfo: Agh, mas de estos sujetos.

Agnes: No hay tiempo que perder, liquidemos a estos tipos y luego vamos por él.

Rodolfo: Adelante.

Los dos emprendieron su carga contra los mercenarios, estos los atacaron al notar que eran guardias, pero ambos se defendieron con bastante habilidad, Agnes despachó con su pistola a todo aquel que estuviera disparándoles y Rodolfo demostró ser un espadachín habilidoso al desviar varios ataques con su espada y contraatacar contundentemente.

Los mercenarios eran bastantes, una treintena de hecho, por lo que para no ser abrumados decidieron dispersarlos, llevándolos a habitaciones y pasillos distintos y enfrentándolos sus mejores, en esas Rodolfo terminó en la habitación donde estaban los empleados, ahí habían otro par de mercenarios.

Rodolfo: Me lleva.

Ambos sujetos atacaron, el hombre se defendió bastante bien de ambos, colocando su defensa de un lado para el otro mientras atacaban casi simultáneamente, hasta que finalmente logró ver una brecha en uno de ellos, por lo que arremetió y clavó su espada. Sin perder tiempo en sacar el arma del cuerpo, sujetó al hombre muerto y lo usó para ponerlo entre él y el otro mercenario, luego de ponerse a buena distancia, él mismo contratacó, el mercenario poco pudo hacer y cayó muerto.

Rodolfo:  (Agitado)  ¿Todos bien?

Empleado: M-Muy bien, gracias.

Rodolfo siguió su camino, Agnes tampoco la tuvo fácil pero de igual manera despachó a todos sus enemigos a pistola y espada, los mercenarios pronto se dieron cuenta de que estaban cayendo como moscas y empezaron a huir.

Mercenario: No vale la pena morir por esto, todos huyan, vayan al pueblo todos.

Con sus números mermados a mas de la mitad, todos salieron corriendo y la casa quedó libre de mercenarios.

Rodolfo: Je, sencillo ¿no?

Agnes: Un buen calentamiento, ahora vamos, el pasaje secreto debería estar cerca de aquí... creo que en las catacumbas de este sitio.

Rodolfo: ¿No hubiera sido mejor tomar un atajo en ves de venir aquí directamente?... ¿y por qué vendríamos a capturar a este sujeto aquí si su Majestad ya le tendió una trampa allá?

Agnes: Alguien que tuvo que ver con la quema de nuestro pueblo no se toma nada a la ligera... el hombre es listo y de seguro se las habrá ingeniado idear un plan para escapar de su Majestad, ella sabe eso y por eso nos mandó como contramedida.

Rodolfo: Mmm... tienes razón.

Los dos finalmente llegaron a lo que parecía ser una habitación subterránea, ahí habían varias cosas como armas, tesoros y un pasaje secreto a medio construir. Agnes sacó una hoja y la miró detenidamente.