D-Day Albion

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Marinero: TODO EL MUNDO, A SUS PUESTOS DE BATALLA, REPITO, TODO EL MUNDO A SUS PUESTOS DE BATALLA.

Las campanadas y los gritos del marinero vigía resonaron por toda la nave de batalla, los hombres en la parte alta de los camarotes se sobresaltaron tanto que algunos se cayeron o se golpearon la cabeza con el techo, el desorden de algunas barracas hicieron que incluso tropezaran.

Los polvorines fueron abiertos y sacaron las municiones y armamentos de batalla, los hombres se equiparon y salieron a cubierta u otros puestos dentro de la nave, los escuadrones de jinetes dragón fueron inmediatamente a sacar a sus familiares y prepararlos para el combate.

Marinero: TODOS A SUS PUESTOS DE BATALLA, PREPARENCE PARA ENTABLAR COMBATE.

Los cielos se llenaron pronto del humo de los cañones, los estruendos de estos resonaban en donde sea, los navíos atacantes, en su mayoría mercenarios y piratas ahora convertidos en corsarios, se entrecruzaban en la formación de la flota tristiano-germana, causando caos en el proceso a la hora de coordinar ataques y contraataques.

Capitán corsario: Quémenlos muchachos, la paga será buena si hacemos pedazos a estos perros JAJA JAJA. 

Almirante albionense: Ataquen sus navíos de transporte, hay que frustrar la invasión aquí mismo, adelante muchachos... y manden un mensajero al Destructor, que su grupo penetre la formación.

Marinero albionense: ¿Podemos confiar en esos sujetos?, tienen las patentes pero siguen siendo... bueno, piratas.

Almirante albionense: Créeme que preferiría trabajar con una flota de verdad... pero al menos les estamos dando una oportunidad de hacer algo decente y al servicio de nuestro líder Cromwell.

La flota albionense estaba compuesta por dos sub-flotas, la primera por barcos de la Armada de Reconquista y restos de la Armada Real de su Majestad, la segunda y más grande estaba compuesta por corsarios, antiguos piratas pagados por Reconquista para atacar cualquier barco que entrara a Albion, pero al ser piratas causaba choque con los oficiales de la marina. por lo que para evitar más problemas se les ofreció a estos piratas dos opciones, servir como corsarios bajo la jurisdicción del gobierno o ser aniquilados, el resultado fue muy dispar y bueno... unos huyeron, otros murieron y otros aceptaron, pero siempre y cuando tuvieran alguien que los representara, odiaban que alguien les dijera que hacer, pero un líder de su casta lo aceptaban, este líder a su vez estaba bajo el mando del almirante de la flota de Albion.

Los cielos ahora se hallaban llenos de jinetes dragón de ambos bandos, los escuadrones chocaban en embestidas de familiares, todos tratando de morder o golpear a su oponente, los jinetes sacaban sus varitas y bastones y lanzaban hechizos potentes hacia sus enemigos, las llamas envolvían a sus objetivos hasta hacerlos caer en una bola de fuego o en el mejor de los casos sólo caían en una estela de humo por las quemaduras y si eran alcanzados por un ataque de viento, solo se podía esperar que el jinete no cayera de su montura o que está aguantara y no cayera por la fuerza de dicho ataque.

Los navíos de ambos bandos, dispusieron a sus arqueros y mosqueteros en las cubiertas para abatir a cualquiera que intentará atacarlos desde el aire, los que intentaban dicho ataque eran abatidos sin compasión, un jinete se podría considerar afortunado si caía en la cubierta misma ya que se le daría la oportunidad de rendirse o caso contrario hacer un último esfuerzo por hacer daño al navío, aunque casi siempre iban por la primera opción.

A medida que pasaba el tiempo, el combate se recrudecía, los barcos estallaban en llamas, muchos quedaban dañados por los ataques y el orden parecía romperse, los barcos iban a donde les quedara más cómodo, el caos se apoderó del campo de batalla aéreo, solo un golpe de suerte salvaría a la flota de invasión de la devastación... o al menos eliminar al barco correcto.

Zero no Tsukaima - BruderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora