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[Universo Svarga: Planeta Thai]

—¡¡¿Cómo que seré reemplazado en el Torneo Parabellum?!!

Exclamó con la furia de cien tormentas nada más ni menos que Zeus, mientras estrangulaba con una sola mano a una mujer de origen indio. El "Rey" del Olimpo ya no tenía las cicatrices en su cuerpo ya que había logrado camuflarlas en su apariencia de anciano, aunque en su verdadera forma seguían siendo visibles; después de todo el daño que hace Rudra, en especial a un dios, es casi imposible de sanar del todo. Además portaba una armadura griega hecha de plata pura, con su característico símbolo del rayo azul. 

Zeus se encontraba en el interior de un edificio que parecía una pagoda de cinco pisos (similar a las que hay en China), con entrada sin puertas, una recepción al fondo y llena de guerreros y civiles indios, chinos y japoneses, todos igual de aterradas por la escena que montaba el Supremo Dios griego.

El lugar en el que se encontraba el edificio parecía ser una ciudad en la que coexisten distintas culturas asiáticas (india, tailandesa, china, japonesa, malaya, entre otros), y era un mundo nuevo donde en el cielo se podía apreciar un planeta vecino semejante a Saturno, ya que estaba atardeciendo. Aparte en distintos puntos de la ciudad había enormes pantallas holográficas de color azul, en las que se mostraba el título de Torneo Parabellum, y debajo había una lista de los peleadores elegidos para luchar.

 Aparte en distintos puntos de la ciudad había enormes pantallas holográficas de color azul, en las que se mostraba el título de Torneo Parabellum, y debajo había una lista de los peleadores elegidos para luchar

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—Es verdad... Él solicitó un cambio en la elección de guerreros... Y el guerrero al que decidió reemplazar era usted... —explicaba la mujer con dificultad y tanto terror que estaba a punto de llorar, pero entonces empezó a ser estrangulada con más fuerza, casi hasta el punto de ser asfixiada.

—¡¿Y dónde está esa basura insignificante que se atrevió a tomar mi lugar en el Torneo?! —exclamó Zeus con tanta rabia que su voz se oía por todo el edificio.

La mujer no respondió; en su lugar desvió la mirada a su derecha, y en sus ojos se pudo vislumbrar gran sorpresa. Es por esto que Zeus siguió la mirada de la mujer india, y entonces vio que por la misma entrada del templo ingresaban dos personas que, a causa de no haber puertas ni nadie disponible para recibir las visitas (ya que todos estaban demasiado aterrados para moverse), no se pudo notar la presencia de los nuevos invitados.

La primera persona era un hombre joven de origen nepalí, con el cabello negro, liso y largo hasta por debajo de los hombros y los ojos dorados. Era de constitución bastante delgada, lo cual se notaba bastante gracias a que llevaba una simple camisa naranja sin mangas y un pantalón holgado corto de color blanco, además de un collar de pepitas de oro, sandalias y un bastón de oro gigante que cargaba con una sola mano.

Immortalem: Inicio del Nuevo MitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora