Capítulo V: El Rebelde de la Familia

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La alegría y diversión en el ambiente fue reemplazada por un mortal silencio, que mezclaba la confusión con el terror y la conmoción de los presentes. Pero sin duda los más afectados eran San Miguel, San Rafael y San Gabriel, quienes incluso por el shock de la inesperada visita sorpresa, quedaron congelados; de todos los lugares de la existencia, no esperaban ver a su hermano mayor exiliado en aquel lugar, ni mucho menos en tal situación.

Pero mientras ellos estaban en un estado de incredulidad y desconcierto total, muchos estaban confundidos porque desconocían la identidad del nuevo visitante. Otros sin embargo fueron presa de un intenso miedo que los paralizó, porque lo conocían más que suficiente. Mientras algunos lo miraban con ira, porque lo conocían demasiado bien.

—Siempre me han encantado las bodas. He tenido diez de hecho. Me gustaría tener más. Pero a duras penas soporto a diez esposas; sobretodo a mis hermanas Nanma y Agra-Bat. Así que, me conformo con asistir a otras bodas, como a las de mis queridos hermanos por ejemplo —decía Lucifer, con cierta nostalgia en su mirada y diversión en su tono, mientras se acercaba caminando al centro de la celebración con una mano en la cintura, hasta que fue detenido por alguien.

—¿Quién eres tú?

Pregunto, de un modo muy intimidante, además de confiado y divertido, un hombre irlandés bastante corpulento, calvo y con prominente barba rojiza, estando frente a Lucifer con una jarra de cerveza en la mano derecha. Tenía los ojos azules y alguna que otra cicatriz en el rostro y los brazos, producto de viejas batallas; después de todo era un gran guerrero: su llamativa e imponente armadura lo demostraba. Era el Dios Guerrero Celta Ogma, hermano de Dagda.

—Soy el entretenimiento. Y veo que eres un voluntario. así que te haré una demostración —respondió Lucifer con una actitud casual, y entonces empieza a beber de una jarra de cerveza que sujetaba en su mano derecha, y había aparecido de la nada.

Ogma miro la jarra de cerveza bastante confundido, dado a que no tenía idea de donde Lucifer la saco. Pero no tardó en descubrirlo cuando se dio cuenta de que ya no tenía su propia jarra de cerveza; Lucifer le había quitado la jarra de la mano, sin que el mismo Ogma se diera cuenta.

—¿Qué te pareció mi acto de magia? ¡Maravilloso! ¿No? ¿Quieres otra demostración? Mira esto... —alardeaba Lucifer bastante divertido, para luego voltear su jarra y, sin saber siquiera cómo, Ogma quedó bañado de cerveza, porque el contenido de la jarra en vez salir y caer al suelo, cayó encima de él como por arte de magia—. Te diría cómo fue posible tal truco. Pero un buen mago no revela sus secretos ¡Ja, ja, ja!

—¡Hijo de la gran puta! —exclamó Ogma totalmente enfurecido y listo para dar un puñetazo.

—¡Hermano no lo ataques! —advirtió Dagda alarmado y asustado como jamás lo estuvo en su vida.

Sin embargo Ogma hizo oídos sordos a la advertencia de su hermano; levantó el brazo derecho, preparando cada fibra de sus músculos, con el único fin de destrozarle la cara a quien lo insultó de semejante forma. Pero Ogma terminó golpeando el aire en vez del rostro de Lucifer, debido a que éste último desapareció de su vista.

—¡Pero cuantas caras conocidas hay aquí!

Comentó Lucifer, estando ahora detrás de Ogma, feliz igual que alguien al ver a viejos amigos reunidos en un solo lugar. Pero a Ogma no le importo como el ángel caído se "teletransporto" detrás suyo; estaba tan cegado por la furia, que inmediato se volteó con la intención de atacar con un simple puñetazo derecho, lo cual no le agrado a la Estrella de la Mañana.

Immortalem: Inicio del Nuevo MitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora