Capítulo XXV: Diosas vs Valquirias (II)

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Las aldeas germánicas, antes sumergidas en sus propios problemas y trabajos rutinarios, ahora empezaban a entrar en alerta por aquel destello de fuego que surgió minutos antes. Pero eso solo fue el comienzo de lo que haría de ese día el más anormal de todos, al punto en que los humanos creyeron que era el inicio del Ragnarok mismo; hubo más explosiones en el cielo, seguido de terribles sacudidas de la tierra y luego una pequeña "lluvia" bastante curiosa: empezó a llover valquirias.

—¡Cúbranse deprisa!

Grito un guerrero germánico de una de las aldeas, y al instante todos los habitantes de allí empezaron a dispersarse y a correr, debido que ráfagas azules y verdosas impactaban contra la tierra, llegando incluso a destrozar algunas casas. Aparte de todo eso, del cielo caían al suelo, destrozando la tierra, diferentes guerreras Valquirias con parte de su armadura dañada. Sin embargo ellas se levantaban del suelo de inmediato, para luego desplegar las alas y ascender al cielo con tanta potencia, que el viento creado por el fuerte aleteo destrozo aun más el suelo y todo lo cercano, incluido casas u otras estructuras.

—¡Oigan copias baratas de los ángeles deberían ser más cuidadosas con las casas de vuestros discípulos mortales! —exclamó Wadjet disgustada, mientras volaba junto a Brigit y Morrigan cerca de una de las aldeas nórdicas, y veía la destrucción que dejaban las propias valquirias durante la pelea.

—¿Y qué hay de malo con destrozar unas cuantas casas humanas? —pregunto Freyja acercándose en el aire al trío de diosas extranjeras.

—¡¿Cómo que "qué hay de malo"?! ¡Se supone que ustedes deben de cuidar, enseñar y guiar a los mortales! ¡Es vuestro trabajo como guardianas de este mundo! —dijo Brigit empezando a sentir verdadero odio por la diosa Vanir.

—En efecto; somos guardianas de este mundo, y por eso no nos importa defender a quienes arruinan su belleza —dijo otra Valquiria acercándose a su reina, con una sonrisa cruel.

—Al contrario que las bestias, los elfos e incluso los enanos y los jotuns, la raza humana es una de las razas mortales más caóticas, violentas y dañinas del multiverso —decía otra valquiria descendiendo del cielo, y llegar también al lado de su reina. 

—¡Exacto! ¡Comparado con los demonios, los humanos son como parásitos! —decía otra Valquiria acercándose—. ¡Este mundo sería mejor y más hermosos si todos los humanos se extinguieran!

—Odín y yo siempre hemos diferido en muchas cosas, y esta es una de esas diferencias —decía Freyja sonriendo de una forma divertida, que la hacía parecer fría y despiadada—. Puede que él adoré y sobrevalore a los humanos, al punto de consentirlos y discriminar a otras razas mortales, como los jotuns y las bestias. Pero nosotras las Valquirias no compartimos esa visión consentida y racista; nosotras sabemos la verdad. 

»Y la verdad absoluta, es que la raza humana está demasiado corrompida para ser salvada; tachan a otras razas de monstruos y demonios, cuando la realidad es que ellos son los verdaderos monstruos y demonios, cuya perversidad y oscuridad arruina este mundo y lo lleva a su extinción. Como tal, merecen sufrir. Y creanme que si estuviera en nuestro poder, ¡los habríamos eliminado a todos igual que una asquerosa plaga en nuestro jardín!

—*Suspiro*. Y pensar que los humanos creen que ustedes las Valquirias los aman tanto, que desafiarían a todos los dioses con tal de protegerlos —dijo Morrigan cerrando los ojos, sonriendo con diversión, bajando la mirada y ladeando la cabeza a los lados con pena, mientras ponía una mano en su cadera.

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