02. El día que lo conocí

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L I V

Era mi primer día de escuela preparatoria —aunque siendo sincera el primer día había sido ayer pero por motivos de papeleo yo había entrado hasta el día de hoy— en fin dejando eso a un lado, la verdad es que estaba muy emocionada porque por primera vez estudiaría en el mismo instituto que Daimon, mi novio. 

Él era el capitán del equipo de fútbol de su escuela pero por motivos de distancia yo nunca lo había ido a ver jugar, ni nada pero gracias al trabajo de mamá eso estaba por cambiar ya que ahora podíamos llevar él y yo una relación normal, sin distancias, ni nada que nos separara.

Daimon Dupont no sólo era muy guapo y capitán del equipo también era muy popular en su escuela sin mencionar que su familia era una de las más adineradas de esta ciudad.

Realmente me llegaba a sorprender como se había fijado en mí, estando tan lejos de él por mucho tiempo y bueno, no siendo la gran cosa.

Mientras iba en el auto con mamá ella hablaba de que la preparatoria podría ser dura pero que no cayera en malas cosas y eso. Aunque yo por el contrario solo podía pensar en cómo sería todo. 

El camino realmente resultó ser demasiado corto una vez miré ya estábamos en la escuela. Baje del auto nerviosa por todo para así encontrar a un millón de adolescentes hablando entre sí. 

Mi vista divagó hasta encontrar principalmente a ese grupito, que al parecer también miraban los demás. Supuse que eran los populares de los que tanto me había hablado mi bendito novio.

La primera integrante que estaba a simple vista robandole corazones a todo mundo: era una chica preciosa, que sino mal recuerdo Daimon había dicho que se llamaba Crisstel. Ella era la más popular de la escuela —por ser la más linda y la heredera de una de las cuatro familas más adineradas de la ciudad: Los Joly's— era de baja estatura al igual que yo, tenía cabello castaño con unos hermosos rulos que le llegaban a la cintura, ojos de color azul como el cielo y un estilo de ropa demasiado fino en rosa pastel. En simples palabras parecía una princesa sacada de un cuento de hadas.

Ella miraba a un chico pelinegro que estaba aún lado.. Más que mirar parecía estar diciéndole algo.

Él era mucho más alto que ella así que la miraba hacia bajo prestandole demasiada atención, vestía totalmente de negro—en excepción por una chaqueta de mezclilla que llevaba puesta—tambien tenía consigo una mochila del mismo color negro, sujetándola de un brazo mientras que con el otro sostenía un libro. Tenía el cabello un poco largo y desordenado, era demasiado pálido con unas ojeras que a cualquier persona se le verían pésimas pero a él le hacían lucir atractivo. 

Una vez terminó Crisstel de decirle lo que fuera que estuvieran hablando, él sonrió dejando ver sus dientes. 

Pero que lindo chico.

Su sonrisa se le borró en un par de segundos cuando cayó en cuenta que los demás miraban a alguien más. No tardó mucho en también recaer su mirada sobre mí. 

Yo era quien todos miraban. 

Él pareció sorprendido al verme pero esa expresión no le duró mucho luego volvió a una a la cuál denomine: Quiero matar a todo el mundo menos a Crisstel.

Ese chico bonito con un aura de mierda que se veía a kilómetros era Benjamín Roy el heredero de la familia más poderosa y adinerada de la ciudad. Era obvio que como todo cuento de hadas él era el novio de la chica más popular de la escuela preparatoria del que tanto me había hablado Daimon. 

Él decía que Ben no hablaba con cualquiera. Que era un poco reservado por no decir odioso y demasiado directo cuando le hablabas y no eras de su agradó pero que era parte esencial hablar con él y caerle bien ya que si no lo hacías Crisstel jamás te permitiría ser parte del grupo. Y la verdad es que yo no quería ser parte de ese odioso grupo pero debía ya que mi novio lo era.

Una historia fugaz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora