06. Detención

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L I V

Era la una de la mañana y Benjamín Roy se encontraba entrando por el balcón de mi habitación en dirección hacia mí. 

Pero ¿qué estaba pasando?

—No digas nada —murmuró una vez llegó donde estaba tomándome por el mentón para luego besarme. 

—Espera —lo corté de inmediato—. ¡Tengo novio!

—No sé enterara —dijo tomándome por la cintura para acercarme a él y así luego empezar a acariciar mi cuello con sus lindos labios.

—Te creó. —murmure en un jadeo, sujetándolo de su cuello más fuerte hacia mí. 

—Eres increíble, Liv.  —lo escuché decir, una vez me recosté en la cama.

En cuanto menos lo pensaba ya lo tenía encima mío murmurando lo grandiosa que era mientras dejaba besos húmedos por todo mi bendito cuello pero en eso se detuvo. 

—Antes de hacer gemir mi nombre cómo nunca antes debo decirte algo. 

Con algo de fastidio contesté:

—Dilo.

—Es hora de despertar, Liv.

Espera.. ¿Qué?

—¡¡Señorita Liv!! —gritó la profesora desde el frente del salón—. ¿Me está prestando atención?

—Sí, uhmm.. —respondí aún con gran sueño. 

No podía creer qué todo eso me lo hubiera soñado. 

Se había sentido tan real. 

¿Un sueño erotíco con Ben?

Mamá siempre decía que tenía una gran imaginación por eso tal vez habría soñado eso y para terminar de joder con el pelinegro.

Todo había sido una casualidad de seguro. 

¿Casualidad?

Sí, seguro.

¿Acaso no sé te ocurre una mejor mentira?

No así que ahora cállate, conciencia. 

—Señorita Liv. ¿Al menos me está escuchando? 

Oh, no.. la profesora.

—¿Me puede repetir la pregunta? 

—Detención, Señorita Grimes.

—¿Qué?

—Nos vemos en detención ahora puede retirarse. 

Mierda. 

—Está bien —dije, tomando mis cosas para dejar el aula. 

Pero, ¿Qué estaba pasando hoy?

Primero el sueño, luego estaba en detención. ¿Qué más me faltaba? 

Pareció haber invocado por arte de magia a Benibú ya que venía hacía mí con un humor de mierda que se notaba a kilómetros. 

—¿Qué haces? —preguntó.

—Me acaban de sacar de mi clase y estoy en detención. 

—Oh. ¿Mal día?

—Mal es poco.

Una historia fugaz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora