03. Noche de estrellas fugaces

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L I V

Se me había hecho tarde para las clases pero si intentaba llegar ahora mismo tal vez todavía llegaba a la última. 

O no.

No llegué. 

—¡Maldita sea! —masculle. 

No tenía ni idea de que hacer ahora pero volver a casa no era una opción así que opté por ir a la biblioteca.

Fingí estar leyendo con la cabeza recostada en la mesa una vez estuve ahí pero más que leer seguía maldiciendo en voz baja a la profesora que no me había dejado entrar por llegar tan sólo 10 minutos tarde.

Hasta que escuche unos pequeños golpes en la mesa —cómo si estuvieran tocando una puerta— enseguida levanté la cabeza para ver de quien se trataba. 

—Noche de estrellas fugaces —dijo—. ¿A qué hora pasó por tí?

—¿Cómo es posible que ya asumieras que iré contigo?

—No creó que tengas un mejor plan para está noche —opinó.

Era cierto no tenía nada mejor que hacer ya qué Daimon me había cancelado. 

—Tal vez tengo un maratón de Harry Potter que ver.

—Adoro Harry Potter pero.. ¿En serio preferirás quedarte un viernes por la noche a verlo?

—Sí. ¿Qué tiene de malo?

—Nada, me apuntó. ¿A qué hora llegó?

 Liv este chico es el indicado, créeme.

Pero qué conciencia tan molesta. 

—La veré con mi madre —dije tratando de que cambiara de opinión. 

—Bueno, entonces trataré de llegar aún más temprano —soltó una risa burlona—. Las historias que cuentan las madres sobre nosotros cuando éramos pequeños siempre son grandiosas. ¡Me muero por escuchar cómo era la pequeña Liv!

Pero qué odioso solo quería escuchar a mi madre humillarme para después hacerlo él también. 

—Pasa a las nueve por mí. 

—Pero, ¿no veremos Harry Potter hoy?—fingió ilusión. 

—Pero que pesado eres.

✯༄

Ben venía tarde. 

Ya llevaba un largo rato esperándolo sentada en la sala así para cuándo él llegará tan solo saliera corriendo hacía la puerta y mi madre no me dijera que lo invitara a pasar. 

Había ido por un vaso de agua a la cocina porque me moría de sed pero en cuanto escuche que alguien tocó la puerta salí literalmente corriendo hacía allá pero para cuando llegué mi madre ya estaba en la puerta recibiendolo y como lo dije anteriormente invitándolo a pasar. 

Él me miró con una gran sonrisa triunfante al ver mi cara de horror.

—Oh, Liv.. Discúlpame por hacerte esperar pero es que mi madre me pidió a último minuto que le ayudara en algo. —dijo como si realmente lo sintiera pero estaba más que segura que solo lo hacía para agradarle a mi madre y le contara mis vergonzosas historias de pequeña.

Una historia fugaz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora