33. Los fuegos artificiales

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B E N

Año nuevo..

Bueno aún faltaba un poco.

Las cosas no habían ido bien últimamente… todo noviembre me la había pasado encerrado entre recuerdos de ella y yo escritos en papel.

Medicamentos.

Y ganas de tirarme a morir.

Sentía que la vida pasaba por delante mío y yo sólo era un espectador más viendo llegar y pasar estaciones del año.

Oliver intentaba animarme a menudo después de notar que era mentira toda esa mierda de haberla superado.

—¿En serio no irás a buscarla?

—Ella no estará ahí. 

Oliver suspiró frustrado.

—¿Qué pasa? Si la quieres ve a recuperarla. 

—Es complicado. 

Claro que la quería conmigo pero mi temor a no ser lo correcto para ella me impidió y seguía impidiendome ir a buscarla.

¿Y si seguía dándole miedo?

—Es año nuevo es el momento perfecto para perdonar y perdonarte a ti mismo, Benjamín. 

—Llévame en tu auto.

—¡Ese es mi chico! —dijo orgulloso de mí.

Después de eso subimos a su coche y él arrancó.

—¿Adónde vamos?

—Al parque. 

—¿Qué?

—Solo llévame.

Trató de contradecirme pero al final terminó llevándome a ese sitio donde lleve por primera vez a la famosa rubia de ojos amarillos. 

Ansiaba que se acordaba de lo dicho por mí esa noche en el coche y fuera ahí en busca de mí.

Pero.. también me aterraba la idea de que no fuera así. 

Una vez llegamos encontramos a algunas personas preparando carne asada y fogatas.. y sin más los fuegos artificiales comenzaron a aparecer diciéndonos que oficialmente era año nuevo.

Justo cuando la ví estaba cerca del lago.

Empecé a caminar hacia ella pero me detuve enseguida cuando Daimon volvió a donde se encontraba y la besó.

Como toda jodida escena de película justo en ese instante a un par de personas se le ocurrió poner: Payphone.

Y entonces todo pasó en cámara lenta ya que ese beso parecía interminable visto por mis ojos.

Suspiré cansado sin dejar de mirarlos a ellos junto a los fuegos artificiales de fondo.

Un día me imaginé siendo Daimon hoy.

Deje salir una risa triste para luego terminar con esta historia de una sola vez:

—¿Viste? Siempre tuve razón.. —dije como si ella pudiera escucharme—. Eras una estrella tal vez no mi estrella pero eras una.. Una estrella fugaz. 

Esa fue y será para siempre mi famosa historia fugaz dónde un mortal sin motivos para vivir creyó enamorar a una estrella fugaz con tan poco tiempo a su lado y demasiados secretos ocultos.

Una historia fugaz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora