Capítulo 3: Aspirantado

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Capítulo 3: Aspirantado

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Capítulo 3: Aspirantado.

Los días fueron pasando y mi estadía en el aspirantado iba de bueno a mejor. Janil, Laura y yo nos conocíamos cada vez más y congeniamos enseguida. También nuestra relación con Sor Kirsy, Sor Canela y Sor Eloísa era excelente. Me hice muy amiga de Mercedes, la recepcionista, y casi todos los domingos Valentina y Sor Mariela me visitaban allí.

Conocí a la madre de Laura y a su hermanita Ámbar, también conocí a la familia de Janil y ellas, por supuesto, que conocieron a Val y Sor Mariela.

Nuestra experiencia en el aspirantado era para no quejarnos. Además de estar en un lugar en el que queríamos estar y estar haciendo algo que nos gustaba, el trato que recibíamos allí y lo que aprendíamos no era para menos. Nos acostumbrábamos a las nuevas normas, reglas y horarios que al principio fueron un cambio difícil pero que con el tiempo logramos acostumbrarnos.

Íbamos de visita a diferentes lugares: a la playa, a la zona colonial, visitábamos casas salesianas además de recibir nuestras clases. Todos los domingos el Padre Rafael iba a la Casa para que nos confesáramos y eso era algo que nos gustaba a las tres ya que nos sentíamos bien y en paz con nosotras mismas.

Una noche después de cenar, Laura y yo nos sentamos frente al árbol donde nos conocimos la primera vez. Estuvimos hablando de nuestras vidas antes de entrar al aspirantado y todo eso. Ella me contó sobre Antonio, su primer y único novio, con el que había terminado debido a su decisión de ser salesiana. Me contó que él sufrió mucho y que ella lo quería demasiado pues fue muy paciente con ella y le aceptaba todas sus ñoñerías y caprichos. Al escuchar a Laura hablar así de su antiguo novio no pude evitar la curiosidad de preguntarle que se sentía eso de tener un novio, besarse con alguien y compartir casi todo. Ella me dijo que era una buena experiencia y, que si sabías cómo tratarla, podía durar mucho tiempo.

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