Capítulo 10: Carla Mirabal
Un mes ya había pasado desde que vivía con mis padres. El tiempo pasaba tan rápido que no me daba cuenta de que se me acababa el tiempo con ellos. Después del cumpleaños de Val, hicimos una pequeña pijamada Mariana, ella y yo en mi casa y bueno, Valentina al fin, le encantó mi casa como era de esperarse.
Mi relación con Alejandro fue creciendo, hablábamos como si nos conociéramos de toda la vida, él me contaba sus secretos y yo le daba consejos los cuales él ponía en práctica (a veces). Mi relación con Mariana también iba excelente como era de esperarse.
Era viernes en la tarde. Los Delacorte habían ido a visitar a mis padres pero Mariana no estaba con ellos porque estaba en su clase de pintura y Paula, bueno, ella nunca iba, así que solo estaba con Alejandro, en el patio de la casa, conversando muy tranquilamente cuando alguien de repente abrió la puerta y me llamó.
-¡Rocío!- y voltee para ver que era mi madre.
-¿Qué pasa mamá?
-¿No sabes qué hora es?- me preguntó señalando su reloj.
-¿Qué hora es Alejandro?- le pregunté mientras él sacaba su celular para verla.
-Faltan quince para las tres- dijo mi madre como si todo fuera tan obvio.
-¿Y?- pregunté sin saber por qué el drama.
-¿Cómo que "y"? Tu clase de piano es a las tres y hoy es tu primer día, ¿o es que ya no quieres aprender?
¡Mi clase piano! Claro, ¿Cómo lo pude olvidar? Hace dos semanas estaba hablando con mi madre y yo le dije que desde pequeña yo siempre quise aprender a tocar el piano pero, que por cuestión de tiempo y también de dinero, nunca pude aprender aunque intentaba hacerlo yo sola con el piano de la Parroquia. Mi madre me inscribió en una escuela para aprender a tocarlo y las clases eran todos los viernes de tres de la tarde a siete de la noche. Y hoy era mi primer día.
-¡Dios!- dije poniéndome de pie – dame un momento y me cambio de ropa rápido, no me va a dar tiempo de bañarme- y fui corriendo a mi habitación. Me cambié el pantalón por uno que me daba un poco más debajo de las rodillas y una blusa de tiros azul claro. Me puse unas zapatillas blancas y baje de inmediato a la sala donde estaban los Delacorte y mi madre. -¿Quién me lleva?- pregunté.
-Yo lo haré- dijo Alejandro.
-¿Y por qué tú?- pregunté mirando a mi madre.
-Porque me eligieron de chofer para ti. Además me dieron las llaves del auto de papá- dijo mientras le dabas vuelta a las llaves del auto de Fabián.
-Bueno vámonos, ya estoy tarde- dije saliendo de la casa. Alejandro quitó el seguro al auto y yo entré en la parte de atrás.
-¿Por qué te sientas atrás? Haces que parezca tu chofer de verdad- dijo encendiendo el auto.
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Doble Vida
RomanceDos vidas. Una misma persona. ¿Será posible? ¿O algo totalmente catastrófico?