Capítulo 25: Postulantado

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Capítulo 25: Postulantado

El auto paró frente a una iglesia color crema en cuya entrada se podía leer un letrero en letras dorada que decía "Iglesia Nuestra Señora del Fátima". Nos desmontamos del vehículo y esperamos en la entrada de la iglesia a una Sor que, minutos después, salió a nuestro encuentro.

El Postulantado quedaba en la parte trasera de la iglesia lo que me hizo recordar la Parroquia donde crecí. La iglesia quedaba un poco aislada de la comunidad donde se encontraba pero debía ser así, pues el Postulantado era una etapa de más discernimiento y reflexión.

La Sor que nos recibió, a primera vista, se veía muy diferente a Sor Eloísa. Esta era más joven y era de piel más morena, su mirada era fría y tenía un rostro muy serio. Con tan solo verla se podía decir que era una salesiana muy exigente lo cual me hizo dudar un poco. No sabía si iba a ser capaz de soportar los nueve meses que duraría el Postulantado.

-Niñas- habló Sor Eloísa sacándome de mis pensamientos – les presento a Sor Lourdes, ella es la encargada del Postulantado y será su nueva encargada durante estos nueve meses.

-Mucho gusto Sor- dijimos las tres.

-Es un placer conocerlas niñas- habló por primer vez esa mujer. Su voz era fuerte y autoritaria lo cual hizo que las chicas y yo nos mirásemos asustadas – pasen por favor.

-No yo me voy, no puedo quedarme- dijo Sor Eloísa – hoy llegaron cuatro aspirantes y me deben estar esperando para iniciar con el proceso de bienvenida- y dicho esto nos miró tristemente.

-Hasta luego Sor- dijo Janil al tiempo que la abrazaba. – Gracias por todo lo que hizo por nosotras.

-Sí Sor- dijo Laura ahora abrazándola – no sabe lo mucho que nos ayudó y la falta que nos hará.

-Sor....- intenté despedirme pero mis lágrimas me traicionaron y salieron primero – de verdad que de las tres yo soy quien más le debe. No sé cómo pagárselo.

-Por supuesto que sabes- y me abrazó – lo harás mientras hagas lo que te haga feliz- y me sonrió.

-Pero Sor....- pero las lágrimas no me dejaron terminar.

-Buena suerte niñas- se despidió la Sor al tiempo que abría la puerta del taxi – las espero ver el próximo año y ya en el noviciado- y nos sonrió al tiempo que cerraba la puerta del auto y este arrancaba.

Las chicas y yo nos secamos las lágrimas mientras seguíamos a Sor Lourdes la cual nos llevaba a la parte trasera de la iglesia que era donde se encontraba la entrada del Postulantado. Ese lugar era muy diferente al aspirantado. Al entrar lo primero que veías era un jardín con bancos el cual tenía dos caminos de piedra, uno llevaba a un edificio a la derecha y el otro llevaba a un edificio a la izquierda. Los edificios, al igual que la iglesia, estaban pintados de color crema y solo eran dos pisos.

En silencio, seguimos a Sor Lourdes hasta una oficina, la cual supusimos que era de ella, y no dejó a las tres ahí mientras ella volvía a salir.

-Quédense aquí- nos advirtió – regreso por ustedes en un momento.

Cuando Sor Lourdes salió, las tres respiramos aliviadas. Nos miramos la una  a la otra y nuestras miradas de miedo confirmaron que las tres pensábamos lo mismo: Sor Lourdes no era para nada como Sor Eloísa o las demás sores del aspirantado.

-Esa mujer me da miedo- dijo por fin Janil.

-Janil- le dijo Laura en tono de reprimenda.

-Es cierto- dije yo ahora - ¿no viste la forma en cómo nos habla y cómo nos mira?

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora