Capítulo 15: Acampando en Familias

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Capítulo 15: Acampando en Familias

Después de la confesión de Marisela sobre ella haber sido la responsable de no crecer con mis padres no había sido la misma. Papá me notó diferente justo después que salimos de casa de Jeremías pero yo le juré que estaba bien aunque me estaba muriendo por dentro. Ni él ni nadie podían enterarse jamás de lo que ella me había confesado.

El fin de año llegó de una vez y pude convencer a mis padres de pasarlo en la Parroquia junto con las Sores, Valentina y los muchachos del barrio. Ese día fue muy especial ya que mi padre era la primera vez que conocía a Sor Mariela y ellos se pasaron toda la noche hablando sobre mí mientras Val y yo no la pasamos hablando con los muchachos del barrio, en especial con Julián.

Nos fuimos justo después de que tocaran el cañonazo de las 12 pues mi papá dijo que tenía que levantarse temprano al otro día y quería descansar un poco. Nos despedimos de las Sores y de Val y nos fuimos a la casa. Yo me fui directamente a la habitación, me puse mi pijama, hice mi oración y me metí en mi cama para quedarme profundamente dormida inmediatamente.

No había yo cerrado bien los ojos cuando sentí que alguien entraba a mi habitación y encendía las luces. Me intenté cubrir con la sábana pero mi madre me la quitó de encima y me besó en la frente.

-Levántate dormilona- dijo sonriendo.

-¡Dios! ¿Qué hora es que ya me estás levantando? No hace ni una hora que me dormí- dije enojada. No quería levantarme.

-Son las 4:45 de la mañana.

-¡¿QUÉ?!-  pregunté sobresaltada. - ¿Por qué me estás levantando a esta hora? No he dormido casi nada.

-Porque tienes que preparar un bultito.

-¿Por qué? ¿Nos vamos a Alemania?- pregunté sarcásticamente.

-No- respondió riendo mi madre – nos vamos a acampar.

-¿Acampar? ¿El primero de enero?

-Sí, es una tradición que hacemos todos los años con los Delacorte- y dicho esto se paró y fue a mi closet. Acampar con los Delacorte, eso era hermoso. Lo que me faltaba. Perderme en una montaña en medio de la nada con Alejandro ignorándome todo el tiempo. Genial. – Levántate rápido, que tenemos que encontrarnos con ellos y ya tu padre se está cambiando.

Aún con la sábana pegada fui al baño, me asee, busqué una ropa cómoda puesto que íbamos a caminar en una montaña y luego recogí lo que iba a utilizar. Ni siquiera sabía cuando tiempo íbamos a durar de excursión.

Bajé a desayunar y encontré a mis padres comiendo así que con muy mala cara me senté y empecé a desayunar sin tan siquiera saludarlos. Después de terminar el desayuno, mi padre montó los bultos en el vehículo y nos subimos para ir a encontrarnos con los Delacorte. Justamente con ellos.

-¿Cuántos días duraremos perdidos?- pregunté durante el trayecto.

-Cinco días- respondió mi madre.

-¿Y para dónde vamos?- pregunté al ver que tomábamos la ruta para ir hacia la región norte del país.

-Vamos a acampar con los Delacorte- respondió mi padre – pensé que tu madre te había dicho.

-Si eso me lo dijo pero exactamente hacia dónde vamos.

-¡Ah! Aún no sabemos.

-¿Cómo que no saben? ¿Vamos por ahí sin rumbo fijo a durar cinco días sin saber a dónde?- pregunté horrorizada

-Tranquila Rocío, siempre ha sido así y nunca nos ha pasado nada- trató de calmarme mi madre.

Pero no podía calmarme. Iba a perderme a sabrá Dios dónde durante cinco días con la última persona que quería ver en mi vida. Después de cruzar el peaje que nos sacaba de la ciudad paramos en un auto servicio donde pude ver el vehículo de Fabián allí parqueado. Mi padre estacionó y nos desmontamos para entrar al food court donde vimos a los Delacorte sentados.

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora