Capítulo 16: La Caminata
Al día siguiente desperté porque no sentí a Alejandro a mi lado. Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que estaba sola en la casa así que me levanté, me arreglé un poco y salí para darme cuenta de que todo el mundo ya estaba despierto excepto yo.
-¿Por qué no me despertaron?- pregunté mientras me sentaba al lado de mi padre y me recostaba de él.
-No habías dormido bien antenoche y quisimos que descansaras un poco para que tuvieras energía para lo que haremos hoy- me respondió mi padre recostando su cabeza sobre la mía.
-¿Y qué tenemos para hoy?- pregunté.
-Haremos nuestra caminata- respondió sonriendo mi madre – ya verás que te va a encantar.
-Así que vayamos arreglando todo- dijo Fabián poniéndose de pie – puesto que solo esperábamos a Rocío y ya está despierta- y entró a su casa mientras cada quien hacía lo mismo.
Con mucho pesar, y aún media dormida, fui a la casa a buscar lo que creía iba a necesitar durante la caminata. Estaba despalda a la entrada de la casa cuando sentí que alguien abrió la casa.
-¡Oh por Dios Mariana! Me asustaste- dije con un mano en mi pecho y respirando pesadamente.
-Te asustas muy fácil- respondió Mariana riendo a más no poder – ya sé que voy hacer hoy en la noche- y sonrió malévolamente.
-Ni se te ocurra Mariana Delacorte- la advertí.
-Ya veremos- y me abrazó.
-Dime de qué trata esta "caminata"- pregunté mientras entraba un repelente en mi mochila.
-Todos los años hacemos una caminata al día siguiente de llegar- comenzó – siempre comenzamos todos juntos pero como a eso de las dos de la tarde mis padres y los tuyos regresan al campamento y nos dejan, pero antes de irse, nos dan un mapa donde se señala un rio, arroyo o lago donde, nosotros los jóvenes, vamos a bañarnos mientras ellos vuelven aquí. Cuando ya se acerca la tarde empezamos la caminata de regreso al campamento y llegamos bien entrada la noche- finalizó.
-¿Hacer eso es seguro? ¿Ir por ahí sin un guía o alguien experto?- pregunté horrorizada ante la idea de perdernos en medio de la nada.
-Nunca nos hemos perdido y esta no será la primera vez- y me sonrió mientras cogía una de mis oreos y yo intentaba quitársela.
-Devuélveme mi comida- le grité pero Mariana no entendía.
-Adiós- dijo saliendo de la tienda – regreso más tarde para darte el susto de tu vida- y dicho esto desapareció de mi vista con mi galleta oreo en mano.
Sonriendo por las locuras de Mariana seguí empacando mis cosas cuando volví a sentir que alguien volvía a abrir la casa. Sin mirar y sonriendo dejé de empacar y bajé mi cabeza en señal de derrota.
-Muy bien Mariana te dije que no funcionará- dije aún sin mirarla.
-Bueno no soy Mariana ni sé que es lo que no funcionará, solo quería preguntarte si dormiste bien anoche- dijo Alejandro haciendo que levantase mi cabeza sorprendida, y avergonzada por haberlo confundido con su hermana. Lentamente lo miré y lo vi, sonriente como siempre.
-Ehm... Si.... Ehm.... Gracias- dije entre palabras.
-Siempre que necesites de mis servicios de abrazador profesional- y ambos reímos. – Apresúrate que ya los ancianos allá fuera quieren irse y me mandaron por ti- y salió de la casa.
Con una vergüenza terrible terminé de entrar todas mis cosas y salí de la casa donde ya todos estaban reunidos, y esperando por mí.
Iniciamos la caminata por un sendero estrecho y muy pedregoso. No podíamos caminar uno al lado de otro puesto que no había espacio por lo que teníamos que ir uno detrás del otro. Subimos, bajamos, caminos por recta, para mí la caminata se hizo eterna mientras los Delacorte y mis padres intentaban convencernos de que era una maravilla pero nosotros no pensábamos igual, estábamos ya cansados.
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Doble Vida
RomanceDos vidas. Una misma persona. ¿Será posible? ¿O algo totalmente catastrófico?