Capítulo 27: Ahora o nunca
Alejandro había ido. Estaba allí. En el noviciado. Después de dos años sin verlo lo volvía a ver y estaba tan bello como siempre. Mi corazón empezó a latir como loco con tan solo tenerlo cerca de mí. No lo podía creer. Alejandro había ido hasta Viande solo por mí.
-Ahora si podemos entrar- dijo mi madre mientras entraba y todo el mundo la seguía dejándonos a Alejandro y a mí solos en el recibidor.
-¿Qué haces aquí?- le pregunté en cuanto quedamos solos.
-Es tu cumpleaños y tus padres quería que todos viniéramos. Y aquí estoy- dijo caminando hacia la salida de la recepción.
Caminé detrás de él aún sin salir del asombro de que estuviera aquí. Conmigo. Mis padres y los Delacorte estaban hablando con las sores cuando Mariana se me acercó.
-¿Qué tal la sorpresa de tus padres?
-Bien, de verdad que no esperaba que Fabián y Catalina vinieran- dije tratando de obviar el verdadero motivo por el cual Mariana me hablaba.
-Sabes muy bien a lo que me refiero- dijo enojada.
-Dios, pensé que ya con veinte años habías madurado un poco- le dije con reprimenda.
-No quiero madurar, no soy ningún fruto para hacerlo- me reprochó – pero te encantó verlo, sino no hubieses dejado caer tu regalo.
-No fue por eso- mentí.
-¿Y por qué fue entonces?- me preguntó mientras cruzaba los brazos.
-Fue porque......-
-Rocío- nos interrumpió Jeremías. Uff, justo a tiempo. No sabía con que excusa le saltaría a Mariana para explicar lo del regalo.
-¿Qué pasa?
-¿Podemos hablar a solas?- me preguntó serio.
-Claro- le respondí – regreso en un momento- le dije a Mariana y dicho esto le hice señas a mi hermano para que me siguiera y él le hizo señas a Val para que nos siguiera.
-Rocío esto es hermoso- dijo Val mientras los llevaba a la parte trasera del comedor donde se veía la cascada que formaba parte del río que cruzaba el noviciado.
-Lo sé- le respondí sonriendo – vengo a este lugar muy a menudo cuando quiero estar sola o en contacto con Dios. Aquí podremos hablar en paz, ahora cuéntenme, ¿qué pasa?- y me senté en una roca.
-Ay Dios no puedo hacerlo- dijo Val dando media vuelta para irse pero Jeremías la detuvo tomándola del brazo.
-Tenemos que hacerlo- le dijo.
-Muy bien chicos, ¿Qué es lo que pasa?- les pregunté seriamente. Ya me estaba preocupando.
-Rocío, solo quiero que nos escuches y que, pienses que lo que pienses, nos vas a dejar explicarte. No te enojes por favor- se adelantó Val. Bien, ya me estaba asustando más de lo que estaba.
-De acuerdo, los escucho- les dije.
-Rocío no te enojes ni......-
-¡Ya basta!- lo interrumpí – déjense de rodeos y vayan al punto, por última vez ¿Qué es lo que pasa?- les pregunté ya un poco enojada. Estaban dando demasiadas vueltas y ya me ponía nerviosa. Valentina miró a Jeremías y él a ella para luego mirarme a mí. Val respiró profundamente y luego lo dejó salir.
-Estoy embarazada Rosi- y yo casi me caigo de la roca donde estaba sentada. ¿Embarazada? ¿Valentina estaba embarazada?
-¿Qué estás qué?- le pregunté nuevamente. A lo mejor escuché mal y no fue eso lo que me dijo.
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Doble Vida
RomanceDos vidas. Una misma persona. ¿Será posible? ¿O algo totalmente catastrófico?