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Capítulo 11: Conociendo a Jeremías Ayala
Mi boca se abrió en shock. ¿Mi medio hermano? Miré a Carla y ella me miraba con una risa divertida. ¿El medio hermano de Carla era mi medio hermano? Y ahí todo se aclaró: por qué Carla me miró extrañada cuando supo mi apellido, la reacción de mis padres cuando la vieron. Entonces algo peor sucedió. Recordé lo que Carla me había contado sobre su madre: Cuando mi hermano tenía dos años él le dijo que se iba a casar con otra mujer y la dejó. Mi mamá nunca superó eso; Mi madre se empeñó en vengarse del padre de mi hermano y de su esposa. Eran mis padres. La madre de Carla odiaba a mi madre por haberse casado con mi padre. No lo podía creer.
Sin salir de mis pensamientos me senté en suelo mientras mi hermano se arrodillaba frente a mí. Yo no podía salir del shock. Sentí que alguien me acariciaba la mejilla y no fue hasta que Carla me pellizco que salí del estado en el que estaba.
-Hasta que al fin te conozco hermanita- dijo el muchacho sonriendo.
-Aj.... Si.... Ehm.... Creo- dije entre dientes.
-Bueno aunque ya papá nos presentó quiero hacerlo yo mismo. Soy Jeremías Ayala y soy tu hermano mayor.
-Hola- dije por fin mirándolo a los ojos. – Yo soy Rocío Rojas... Ehm Ayala perdón- me presenté.
-Ya van dos veces que confundes tu apellido- dijo Carla sentándose a mi lado. -¿Acaso ese era tu apellido?
-Si- le respondí.
-Ven- dijo Jeremías ofreciéndome su mano para levantarme – vamos a conocernos hermanita.
Yo le hice caso y tomé su mano. Fuimos a sentarnos en el sillón de la sala. Él se sentó a mi lado derecho y Carla al lado izquierdo. Mis padres se sentaron en el otro mueble frente a nosotros.
-Bien Rocío cuéntame de ti- comenzó él.
-¿Qué quieres saber?- le pregunté.
-Bueno, no sé. ¿Dónde vives? Según lo que me dijo papá solo vivirás aquí por un tiempo.
-¿No te quedarás a vivir con tus padres?- preguntó Carla sorprendida.
-No- le respondí a Carla – vivo en el Aspirantado Casa Auxiliadora Inmaculada- dije respondiendo a la pregunta de mi hermano. Mi hermano. Wow, no me acostumbraba a decirlo.
-¿Aspirantado?- preguntó él mirándome extrañado.
-Si- le respondí sonriendo – inicié el proceso para ser una monja salesiana.
-¿Una monja?- se sorprendió Carla - ¿estás hablando en serio?
-Por supuesto. La Sor encargada me dio un tiempo para vivir con mis padres pero tengo que regresar a seguir todo el proceso. En realidad ya llevo un mes viviendo aquí y me queda poco tiempo con mis padres.
