Capítulo 29: Un final feliz

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Capítulo 29: Un final feliz

Me desperté por el sonido de la alarma. No quería levantarme. Apagué el despertador y me volví a tapar con la sábana. Entonces lo recordé. Había llegado. El día más importante de mi vida había llegado. Aún con sueño, me levanté de la cama y me fui al baño para asearme.

Cuando salí del baño me paré frente al espejo a mirarme. Aún no lo podía creer. Después de siete años, el día con el que había soñado desde que tomé mi decisión en el noviciado, por fin, había llegado. Me puse mi ropa interior y me senté en la cama a meditar. Aún no podía creer que ya iba a pasar. Unos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos.

-Pase- dije desde dentro.

-¿Se puede?- preguntó mi madre asomando su cabeza.

-Claro, pasa- le dije sonriendo - ¿Qué haces aquí tan temprano?

-Quería saber si necesitabas de mi ayuda, no sé, tal vez calmar tus nervios.

-Estoy nerviosa pero creo que lo superaré- le dije abrazándola – no puedo creer que lo haya logrado.

-Pero lo hiciste- dijo mi madre con una gran sonrisa – y tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti.

-¿Todo bien allá fuera?- pregunté al tiempo que los nervios empezaban a apoderarse de mi cuerpo.

-Sí, están preparando todo para la misa- dijo mi madre poniéndose de pie – así que tienes que comenzar a vestirte si quieres estar lista. Recuerda que la ceremonia comienza en dos horas.

-Lo sé, solo tengo dos horas- dije poniéndome más nerviosa.

-¿Puede entrar algún hombre?- dijo Valentina desde la puerta de la habitación con Marcos, mi sobrino de un año, en brazos.

-Si es él entonces si- dije sonriendo.

-¿Estás bien?- preguntó mientras tomaba a mi sobrino para cargarlo.

-Sí, lo estaré. No soy la primera ni seré la última en hacerlo.

-No lo lances mucho- dijo Val al ver que lo estaba haciendo – acaba de comer y al menos que quieras volver a bañarte te recomiendo que te detengas.

-Siendo así entonces toma- y le pasé a Marcos.

-Cobarde- me dijo sonriendo.

-Mejor salgamos- dijo mi madre sonriendo – Rocío necesita prepararse. Nosotras estaremos cerca por si nos necesitas- y dicho esto salieron de la habitación – recuerda que solo tienes dos horas- y se fue.

Yo me quedé sola en la habitación. Dos horas. Solo tenía dos horas antes de hacer mis votos. Me arrodillé frente a mi cama y le oré a Dios. Le oré para que me diera la fortaleza de hacer esto, esto que había deseado desde hace tiempo y que por fin ya lo había logrado.

 Después de orar, fui a mi closet para buscar mi ropa cuando otro toque en mi puerta hizo detenerme.

-¿Quién es?

-Valentina.

-Pasa.

-¿Nerviosa?- preguntó entrando.

-Algo- le dije sinceramente - ¿y Marcos?

-Lo dejé con su padre- dijo sentándose en la cama.

-Jeremías lo consiente mucho- le dije mientras sacaba mi ropa.

-¿Y yo qué puedo hacer? Es su padre, y si quiere consentir a sus hijos, que lo haga.

-Que consienta a Marcos lo entiendo, tiene solo un año, ¿pero a Matías? Ya tiene seis años.

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora